Los portavoces de los principales partidos en el Congreso hicieron doblete en la noche del domingo y acudieron a una sesión extraordinaria del parlamento convocada en La Sexta por la otra Ana Pastor. El ambiente no fue muy distinto del que podemos ver en el Hemiciclo o en las ruedas de prensa de los partidos, cuyos portavoces se limitan a repetir un guion previamente elaborado para marcar distancias con los rivales y hacer marketing electoral.
En el programa de La Sexta, el guion exigía dejar a los representantes nacionalistas repetir sus lloriqueos de falsas víctimas y sus insultos al resto de España, mientras los demás se limitaban a reconvenirlos amistosamente y suplicarles que dejaran de hacer locuras por el bien de todos.
El único que fue a hablar en serio de lo que está pasando en Cataluña y a jugarse la cara fue el representante de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, gracias a cuyas intervenciones la noche no fue una aburrida sucesión de insultos a la inteligencia de los espectadores.
El portavoz de Ciudadanos llamó golpistas a los golpistas para asombro del representante del partido de Puigdemont, un personaje apellidado Campuzano, demasiado acostumbrado a los debates de TV3. Solo así se entiende que el portavoz de un partido fundado por Pujol se atreviera a esgrimir como argumento de autoridad el ejemplo de Josep Tarradellas, seguramente el político que más ha despreciado a los convergentes porque los conocía demasiado bien. Todos los presentes asintieron en silencio excepto el portavoz de Ciudadanos, que acto seguido le atizó al pobre Campuzano un repaso memorable que en las redes sociales ya se conoce como el Girautazo. Helo aquí.
"Me parece especialmente lamentable, señor Campuzano, la utilización de Tarradellas, que es precisamente el que acusó al fundador de su partido de crear una dictadura blanca. La tirria que le tenía Tarradellas al señor Pujol, la forma tan inteligente y aguda con que el señor Tarradellas 'clichó' al señor Pujol y a Convergencia la conoce cualquiera que se detenga a leer alguno de los miles de páginas, cartas y libros del señor Tarradellas.
(…)
Tarradellas representa lo contrario de lo que representa su partido. Representaba la lealtad; el suyo representa la deslealtad. Representaba la honradez; el suyo es el más corrupto de Europa. Representaba el espíritu constructivo; el suyo representa la destrucción de una parte de España".
Frente a las cinco veces que Margarita Robles pidió educadamente a Puigdemont que dejara de dar un Golpe de Estado y a la fingida animosidad de "Rafa" (Hernando) e "Irene" (Montero), el representante de Ciudadanos denunció a los golpistas y defendió la vigencia del orden constitucional en todo el territorio español. Ana Pastor solo pudo tratar de poner en apuros al "rebelde" Girauta abriendo un debate absurdo sobre la existencia o no de armas en los vehículos de la Guardia Civil vandalizados por los Jordis y los reporteros de TV3. Con eso está dicho todo.