Si sus complicidades con el PSOE andaluz y su historial de irregularidades habían impedido hasta ahora la irrupción de Ciudadanos como partido vertebral del futuro de Andalucía, los datos de las últimas encuestas y, sobre todo, su enfrentamiento con el separatismo catalán podrían transformar la composición de la bisagra política andaluza. Podría repetirse la alianza PSOE-Cs, pero con mucho mayor peso de Cs en el tándem o podría inaugurarse un cambio de régimen con una alianza Cs-PP, partido que sigue estancado y sin horizonte de mejora.
Los últimos datos conocidos de encuestas publicadas en medios nada simpatizantes de Cs anunciaban ya en marzo que el PSOE andaluz continuaba con su sangría de votos para eventos electorales nacionales y que el PP no mejoraba. Auguraban un crecimiento de Unidos Podemos (Podemos + IU) y daban como seguro el crecimiento de Ciudadanos. Claro que todo esto era antes del terremoto catalán en el que Cs se ha significado con claridad como defensor de la España democrática frente al independentismo.
La última valoración electoral de GAD’s reflejaba con claridad que el PSOE, con altibajos, PP y Podemos bajaban resultados en elecciones generales respecto a los obtenidos en las elecciones de 2016 mientras que Ciudadanos aumentaba su peso político con claridad pasando de 32 diputados a no menos de 40, con posibilidades de llegar a los 50 escaños. Aunque no hay datos desagregados sobre Andalucía, cabe considerar que el crecimiento de Ciudadanos será importante en el sur.
Pero no hay encuestas, hasta el momento, que valoren la opinión de los electores tras los acontecimientos de Cataluña desde el 1-O, que podrían ver aumentados de forma considerable los votos del partido de Albert Rivera, que sigue siendo el líder más valorado por los españoles en casi todas las últimas encuestas.
Parte del crecimiento que podría convertirle en el partido clave de toda coalición, dependerá de su comportamiento político, no sólo nacional, sino andaluz. Su participación en la reducción significativa del Impuesto de Sucesiones en Andalucía –forzando al PSOE y sisándole la bandera al PP andaluz y a las asociaciones ciudadanas que peleaban por lo mismo desde hacía muchos años–, puede ser un factor a su favor.
En tal operación, no ha resultado visible el hecho de que para que tal reducción lograra ser aplicada en los presupuestos para 2018, recién aprobados con polémica y con voto de Cs, la Junta haya utilizado la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos, lo cual es considerado por el Consejo Consultivo de Andalucía como otra irregularidad más ante que la Cs calla.
Sin embargo, Cs ha movido ficha en Cádiz, donde una torpeza política considerable dejó en manos de Podemos y su alcalde, José María González Kichi la televisión municipal y todo su conglomerado digital. Ahora, casi dos años después, Ciudadanos ha logrado el acuerdo con el PP y con el PSOE para arrebatarle el instrumento clave de comunicación a los podemitas gaditanos, de gran repercusión mediática en toda Andalucía.
Por otra parte, el mayor rival visible de Juan Marín al frente de Ciudadanos Andalucía, el granadino Luis Salvador, ha pasado de defender el "marinismo" apoyando a un alcalde socialista en Granada señalado por numerosas irregularidades a anunciar ahora que se está en el camino de una moción de censura que o bien devuelva la alcaldía de la ciudad al PP o bien coloque a alguien de Ciudadanos al frente de la misma.
Aunque Juan Marín dio un golpe sobre la mesa el pasado verano dejando fuera a Luis Salvador y sus partidarios de todo acceso al poder regional, nadie ha olvidado que, en la Asamblea Nacional de Ciudadanos del pasado mes de febrero, Luis Salvador resultó ser el compromisario más votado en toda Andalucía, muy por encima de cualquier partidario de Marín. Ahora, de nuevo vuelve a hablarse de Luis Salvador como líder de la nueva etapa que podría vivir el partido naranja en el Sur andaluz dada la mancha "susanista" que afecta de modo global a la gestión de Juan Marín.
El efecto "catalán", que tendrá gran repercusión electoral en Cataluña, pero asimismo en toda España, alterará sensiblemente las expectativas de todos los partidos. Si el efecto positivo para Ciudadanos se consolida o no en Andalucía, dependerá de la corrección de su rumbo seguidista del PSOE de Susana Díaz y de si ofrece o no un flanco de división interna por la disputa del liderazgo entre los dos dirigentes entre los que se sienta Albert Rivera cada vez que viene a Andalucía.