Han arrasado con cualquier atisbo de respeto por la democracia y el parlamentarismo. La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha llegado incluso a puentear al secretario general de la cámara, Xavier Muro, que había dado orden de no publicar la ley del referéndum en el Boletín Oficial de la Provincia. Forcadell ha hecho caso omiso y siguiendo las instrucciones de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras ha dado curso a la publicación.
El secretario general, Xavier Muro, junto al letrado mayor, Antoni Bayona, advertían a la Mesa a través de una nota de sus responsabilidades al tramitar cualquier iniciativa tendente a la convocatoria de un referéndum y desobedecer así varias sentencias y requisitorias del Tribunal Constitucional. Muro y Bayona, dos cargos técnicos, han apuntado, incluso en el salón de plenos, la ilegalidad que se estaba cometiendo. Se abría una grieta en el discurso separatista sobre las responsabilidades de funcionarios y altos cargos.
Oposición de los servicios jurídicos
Forcadell ha rechazado todos los argumentos, fueran de los funcionarios del Parlament, que no se han dejado involucrar en el golpe o de los portavoces de los grupos de la oposición. Aferrada a una interpretación "flexible" del reglamento del Parlament no sólo para modificar el orden del día sino para tramitar por la vía rápida, exenta la norma del dictamen del "Consejo de Garantías Estatutarias", del plazo mínimo de 48 horas en poder de los grupos antes de ser sometida a votación, de los trámites imprescindibles para poder ser sometida con garantías democráticas a su debate y aprobación.
El esperpento del voto de Gordó
El amotinamiento de la oposición logró interrumpir el pleno en varias ocasiones y forzar dos reuniones de la Mesa y de la junta de portavoces. Las votaciones fueron un esperpento. El diputado no adscrito Germà Gordó se quejó de que no había podido votar el punto del cambio del orden del día.
Los diputados de la oposición lograron arrancar de Forcadell una pausa de una hora para elaborar las enmiendas a la ley del referéndum. Pasaban las dos de la tarde y el Parlament se había convertido ya en una asamblea de la CUP y Junts pel Sí. La sesión se reanudó con las preguntas al gobierno regional.