La Junta de Portavoces del Congreso de los Diputados ha anticipado este martes lo que, a día de hoy, sería un rechazo de los grupos nacionalistas e independentistas a formar parte de la comisión de estudio y mejora del estado de las Autonomías que registrará el jueves el PSOE en la cámara baja.
A la entrada del citado órgano, que tendrá que votar la iniciativa previsiblemente después del 1-O, el portavoz de ERC, Joan Tardá, se ha mostrado tajante en su negativa: "Nosotros ya hemos desconectado. Al menos la mitad de Cataluña ya hemos desconectado de España; la otra mitad tendrá la oportunidad de votar el 1 de octubre. Para nosotros esta comisión no tienen ningún interés".
El portavoz republicano explicó que "entenderán que nosotros ya hayamos cogido el atajo del 1 de octubre y mañana ante el mundo quedará demostrado". Tardá añadió que "ciertamente a nosotros que no nos esperen en ninguna comisión de estudio que serviría para que a la larga se pudieran extraer unas conclusiones que permitirían la creación de una subcomisión que a su vez estudiaría una reforma constitucional".
Llamativo desprecio de los separatistas para los que se ha ideado precisamente esta comisión que, a su vez, divide hasta al bloque de Junts pel Sí. El portavoz del PDeCAT, Carles Campuzano, denunció que "llega muy tarde" y recordó que PSOE y PP votaron en contra de una iniciativa similar presentada por el anterior portavoz de la antigua Convergencia, Francesc Homs. "Dicho esto, cualquier espacio político donde las voces que representamos nosotros puedan escucharse, vamos a estar presentes. Vamos a participar en cualquier espacio donde podamos expresar que somos una nación. Nosotros votaríamos a favor".
Posición contraria a la expresada por el portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, para quien el PSOE "pretende mezclar un problema nacional con Cataluña en una comisión que va a tratar de manera genérica que pueda haber en la configuración de las autonomías... se trata de dos asuntos diferentes". Esteban pidió por ello "enfrentar primero y realmente que hay un problema nacional y el caso de Cataluña y Euskadi están planteando una y otra vez; y después se puede hablar de mejorar el sistema autonómico".
Rechazo que también se manifestó por parte de Bildu y En Comú-Podem. Su portavoz adjunto, Josep Vendrell, manifestó que"esta comisión no va a servir para nada y no va a llegar a ningún sitio, eso es lo que decimos. Estamos en tiempo de descuento y las cosas que se hagan en el Congreso de los Diputados deben de ser útiles desde el punto de vista político. Nosotros siempre estamos dispuestos a negociar, dialogar y hablar pero las premisas tienen que ser claras; si no esta comisión no va a servir de nada".
Escepticismo manifestado asimismo por la portavoz de su grupo, Irene Montero, también dispuesta a "ver cuál es el texto de esa propuesta y las condiciones concretas". Aunque manifestando algún reparo: "Eso sí, nos parece por una parte que esa comisión sólo va a funcionar si están representadas todas las fuerzas parlamentarias en ese espacio y en ningún caso un espacio de diálogo parlamentario puede sustituir la voz que tengan que dar los ciudadanos y las ciudadanas en un referéndum pactado y con garantías".
Robles ignora las críticas
La portavoz del grupo proponente, Margarita Robles, prefirió ver este martes el vaso medio lleno, quedándose con el apoyo –con matices– de los grupos mayoritarios: PP, Ciudadanos y Podemos, y su voluntad inicial a que este órgano eche a andar en octubre. En declaraciones a los periodistas al término de la Junta de Portavoces, Robles aseguró que "desde la más pura racionalidad política, ningún grupo puede negarse a dialogar".
"Nosotros le damos mucha importancia a que el Gobierno, que entendemos que ha estado inactivo durante estos tres años desde el 9-N, quiera optar por esas vías de diálogo", dijo la portavoz socialista.