En la apertura del curso político en Pontevedra, Mariano Rajoy optó por minimizar lo ocurrido en la manifestación de Barcelona y apelar a esos "catalanes sensatos, respetuosos", que también salieron a la calle. Defendió además la asistencia del Rey y su propia presencia, con el Gobierno en pleno: "Las afrentas de algunos no las hemos escuchado".
Desde Moncloa, subrayan algo similar: destacan cómo la ANC fue la encargada de organizar la marcha y que eso marcó lo que ocurrió después: los carteles sobre la venta de armas, los silbidos y abucheos, las esteladas…
Según Moncloa, al tener asignados los voluntarios de la Asamblea Nacional Catalana los servicios de orden de la manifestación, pudieron controlar los puntos clave. Afirman que llenaron con los suyos los laterales de la cabecera y las filas inmediatamente posteriores, hasta el punto de que las autoridades quedaron "completamente rodeadas de gente que insultaba". Unas filas más atrás, sostienen, se desarrollaba "pacífica y respetuosamente la auténtica manifestación".
La respuesta de la ANC: un encargo de la Generalidad
Este lunes, el presidente de la ANC, Jordi Sánchez, se ha referido a las acusaciones y ha admitido que la entidad independentista "ayudó en el servicio del orden" de la manifestación contra del terrorismo de Barcelona por encargo de "los organizadores", la Generalidad y el Ayuntamiento barcelonés.
Sánchez ha explicado, en declaraciones a Rac1, que "la Generalitat y el Ayuntamiento no tienen experiencia en servicios de orden, sino en seguridad. Es normal -ha añadido- que las instituciones contasen con las entidades y es normal que las entidades nos ofreciésemos en el servicio de orden".
Sánchez ha abundado así que "la ANC fue convocada por los organizadores" a la manifestación y se dedicó a "ayudar en el servicio de orden", una competencia en la que, ha explicado Sánchez, la entidad tiene mucha experiencia por las numerosas manifestaciones separatistas que ha organizado en los últimos años, como la Diada.
El presidente de la ANC ha alegado también que sólo repartieron rosas y no carteles o pancartas, y que todos eran "perfectamente identificables" gracias a un chaleco amarillo,. Se limitaron, ha alegado, a garantizar la movilidad en la zona norte de la plaza Cataluña.
Este domingo, las víctimas de los atentados aumentaron a 16 con la muerte de una herida que estaba en estado crítico. Los pitos y los mensajes separatistas y contra el Rey taparon el homenaje a los fallecidos.