El Mundo destaca que "el juez liberó al imam porque no era una amenaza para el orden". Qué ojo clínico, el del juez. Cuenta también que "la célula guardaba metralla y 500 litros de acetona en Alcanar" y que "Guardia Civil y Policía se quejan de que los Mossos los marginan". ¿Y qué esperaban? Dice el editorial que "es una situación inadmisible. Porque la falta de lealtad institucional pone en riesgo la seguridad, y eso es inadmisible (…) La opinión pública demanda explicaciones". Carlos Cuesta también critica esa falta de explicaciones. "Los ciudadanos no reclaman que los políticos se escondan tras las víctimas para no dar explicaciones, sino que administren en base a las necesidades de la población. Y una de ellas es la seguridad". Aunque no todos están de acuerdo con pedir explicaciones. Antonio Lucas, por ejemplo, critica "el derroche de juego sucio, la búsqueda de ese otro culpable". Habla en primer lugar, por orden de responsabilidad e importancia por sus cargos, supongo, "del curita ese de Madrid" que osó pedir cuentas a Colau por negarse a proteger a la población poniendo bolardos. "Caldo grueso que otros se encargan de mover para que no falte olla podrida". En esa olla mete también a "los nenes de la CUP, Joaquim Forn y el PP de Alella. Algunos muertos aún llevaban la etiqueta colgando del dedo gordo del pie y ellos ya desplegaban sus mierdas haciéndonos pasar vergüenza". Pues no sé, Lucas, pero yo creo que Colau, Forn, Puigdemont, la CUP tienen bastante más responsabilidades políticas que el curita ese de Madrid o el PP de Alella, que debo admitir no tengo ni idea de lo que ha hecho, aunque prometo informarme.
El País dice que "la policía de Bélgica comunicó sus sospechas sobre el imán de Ripoll", pero "la contestación española en 2016 fue que no tenía antecedentes terroristas". Pues mira, ya sí que tiene, aunque un poco tarde. "El comando compró un hacha y cuatro cuchillos en Cambrils tres horas antes del ataque". Lo mismo habría que pedir a los tenderos que cuando aparezca un musulmán comprando hachas, cuchillos y productos explosivos informen a la policía. Por si acaso, más que nada. Si luego lo usan par cortar leña, oye, pues nada, se les deja tan tranquilos. Valentí Puig no entiende que "jóvenes ciudadanos" que "han nacido en un hospital de la seguridad social y pasaron por las aulas de la enseñanza pública mientras la red protectora del Estado de Bienestar asistía a sus familias" se conviertan en asesinos despiadados de quienes les han acogido. A lo mejor no tiene una explicación racional Valentí, sino simple odio y maldad, que todo podría ser.
ABC dice que "los terroristas preparaba 'un atentado de gran envergadura'". Bieito Rubido sugiere buscar "el origen del mal", la semilla del diablo, "ya que este terrorismo crece y nutre su barbarie en las zonas periféricas y deprimidas de las capitales, donde buen número de chavales se van autoexcluyendo de la sociedad que los acogió". Pues nada, que me llamen islamófoba, pero si no están a gustito nadie les impide volver a Marruecos, Argelia o donde les venga en gana. En cuando a lo que nos ocupa, el problema catalán, lo dice clarísimo Agustín Linares, un ex poli. "Fuera de nuestras fronteras nadie entiende que Policía Nacional y Guardia Civil hayan estado ausentes por decisión de los mossos y que el propio gobierno de la nación esté siendo un mero espectador (..). El Estado ya no está en Cataluña". Los nacionalistas han ganado por incomparecencia del contrario. A Gistau le parece inaudito que el separatismo haya impedido "a un gobierno medroso, acomplejado" meter al ejército para proteger a la población, como ocurre en otros países de Europa. "Se ha resistido a aumentar el grado de alerta por temor a la propaganda independentista". Y Carrascal flipa con Podemos y las CUP. "Es difícil saber si estas chicas son tontas o malvadas. Tras controlar la política catalana, intentan controlar la española. Si el de la coleta no quiere firmar el pacto antiterrorista y las del flequillo no quieren ir con el Rey, adiós muy buenas. Más vale solos que mal acompañados". Bien dicho, Carrascal. Y que se haga extensible a Cataluña.
La Razón cuenta que "el imán dio un curso de explosivos en Francia para una masacre en Barcelona". Lástima que no le estallara ninguno. Marhuenda se niega a admitir la realidad y dice que "tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional han trabajado codo con codo en el operativo" con los Mossos pese a que la propia Guardia Civil y la Policía ha denunciado que les tienen marginados. Lo que le duele a Marhuenda es el feo detalle de las medallitas de Forcadell. "Es injusto y demuestra que hay una clara intencionalidad de dividir a las fuerzas de seguridad. Afortunadamente, la colaboración entre policías se ha mantenido". Que se metan sus medallitas donde les quepan. Antonio Martín Beaumont regaña al Gobierno catalán porque "no es la división lo que deben poner sobre el tapete los dirigentes políticos. Lo razonables es la unidad". A ver, ¿alguien no se ha enterado de que los nacionalistas quieren separarse de España, no la unión precisamente?
La Vanguardia dice que "la célula planeaba volar monumentos de Barcelona". Lola García hace un homenaje a los Mossos, "los héroes que nos han devuelto la tranquilidad" y a los que debemos "agradecimiento y respeto". De la Guardia Civil y de la Policía, ni palabra. Y "el sector turístico pide a Colau mediadas para paliar los efectos del ataque". ¿A Colau, la turistofóbica? Ay, pobres, en qué manos se quedan.