"Es una referencia en Anticorrupción". Alejandro Luzón es el miembro que más años de experiencia acumula en esta Fiscalía Especial y ha conseguido lo imposible: que todas las asociaciones de fiscales, conservadoras y progresistas, celebren su nombramiento como nuevo fiscal jefe encargado de la lucha contra el saqueo de las arcas públicas. El madrileño, nacido en 1964, ha tomado posesión del cargo este miércoles amadrinado por Consuelo Madrigal en el Salón de Plenos del Tribunal Supremo. Releva al discutido Manuel Moix –también presente en el acto–, al que la presión derivada de los escándalos que le salpicaron forzó a dimitir con pérdida de respaldo, efectiva aunque no anunciada, del fiscal general del Estado José Manuel Maza y el ministerio de Justicia encabezado por Rafael Catalá.
Luzón se incorporó a la Fiscalía Anticorrupción en 1995, el año de su creación, y permaneció en ella de forma ininterrumpida hasta que dio hace dos años el salto a la Fiscalía General. Formaba parte de la Secretaría Técnica, el elenco de fiscales expertos que asesora al FGE. En dicho periplo, por ejemplo, firmó un informe que aconsejaba a José Manuel Maza que la Fiscalía se opusiera a la imputación de Pedro Antonio Sánchez, ya expresidente de la Región de Murcia, por la Operación Púnica.
Aunque si por algo se conoce a Alejandro Luzón en el universo judicial es por su despliegue como fiscal de los casos Afinsa y Bankia, así como de las tarjetas black –mantuvo todos pese a su traslado a la Secretaría Técnica–. Tiene un 100% de efectividad; siempre ha materializado su tesis acusatoria en condenas. Contra todo pronóstico, sacó adelante penas para los 65 acusados que utilizaron los plásticos de Bankia, entre ellos los expresidentes de la entidad Miguel Blesa (seis años de cárcel) y Rodrigo Rato (cuatro años y seis meses) por delitos de apropiación indebida.
Apoyo masivo
La candidatura del nuevo fiscal jefe de Anticorrupción ha aglutinado ocho de los once votos del Consejo Fiscal, la cúpula decisoria del Ministerio Público. Han discrepado los tres fiscales designados por la Unión Progresista de Fiscales, aunque Luzón también gusta en el ámbito progresista. De hecho, la propia UPF se inclinó por él en la votación que aupó a Manuel Moix el pasado mes de febrero. Entonces, el fiscal madrileño consiguió el segundo puesto con cuatro apoyos.
Ahora contará con el respaldo mayoritario, también del de José Manuel Maza. El fiscal general del Estado sabe que su perfil no asociado y su amplia experiencia lo convierten en el elemento idóneo para apaciguar los ánimos en Anticorrupción después de lo ocurrido con Moix. En su plan de actuación, Luzón sostiene que "el papel que la Fiscalía Anticorrupción está llamado a desempeñar en los próximos años es de enorme relevancia pues debe afrontar con la máxima eficacia, celeridad y transparencia y con todo rigor jurídico, tanto los procedimientos penales que se siguen en la actualidad como los que presumiblemente surjan en el futuro, para transmitir a la sociedad española que el Ministerio Fiscal no tolera espacio alguno de impunidad, y con ello contribuir a regenerar una confianza en las instituciones democráticas que buena parte de los ciudadanos españoles parece haber perdido".
"Las ideas clave que inspiran este proyecto son, por lo tanto, la calidad, el compromiso y la eficiencia a través de una mejora organizativa, eliminando prácticas que se han revelado inadecuadas, supliendo o minimizando las carencias detectadas y reforzando el proceso de control", señala el compromiso de Luzón. Han acudido a la toma de posesión, entre otras personalidades, el exFGE Eduardo Torres Dulce y el antiguo instructor de la AN Pablo Ruz.
Pasado, presente y futuro
Luzón ha heredado la pasión por el Derecho de su padre, que llegó a ser teniente fiscal del Tribunal Supremo. Ha permanecido durante años en la primera división de la judicatura, donde se encargó de acusaciones mediáticas como las de Mario Conde por el caso Banesto; los ex ministros socialistas del Interior José Barrionuevo y José Luis Corcuera por el caso fondos reservados; o el expresidente de Telefónica Cesar Alierta por el caso Tabacalera.
Por delante tiene retos no menores. La Fiscalía Anticorrupción afronta un período que determinará la resolución de tramas de corrupción política como Gürtel, los llamados "papeles de Bárcenas", Púnica o la recién nacida Operación Lezo, que apunta a las altas instancias del Partido Popular de la Comunidad de Madrid.