El plan B separatista: encierro en el Parlamento y acampada popular
Un ex alto cargo de Mas sostiene que el parque de la Ciutadella "se convertirá durante semanas en una revisitada plaza de Tahrir".
Josep Martí Blanch, exdirector de Comunicación de la Generalidad entre 2011 y 2015, es el autor de un artículo en El Periódico en el que afirma que la estrategia del "soberanismo institucional" persigue una respuesta del Gobierno que "acabe por justificar la ocupación del parque de la Ciutadella (donde se emplaza la Cámara autonómica catalana) por parte de los ciudadanos favorables a la independencia". Según Martí Blanch, que antes de su "conversión" al nacionalismo había desempeñado labores de comunicación para el PP de Cataluña, la toma de la Ciutadella "se haría mientras el Govern y los diputados soberanistas permanecen encerrados en el Parlament, quizá retomando al programa original de Junts pel Sí y proclamando con 72 diputados la independencia".
El exasesor de Artur Mas considera que las actuaciones del Estado para impedir el referéndum activarán "la espoleta del fin de la paciencia en el ámbito doméstico, provocando que la revuelta de las sonrisas mute de rostro y se decida por la revolución -pacífica- y la ocupación del espacio público". La movilización permanente de miles de ciudadanos partidarios del referéndum es la clave, según Martí Blanch, quien admite que el referéndum no se llevará a cabo: "Sin renunciar formalmente a la votación pero sabiendo que no se llevará a término, salvo cambios nada probables en la estrategia de Mariano Rajoy, el soberanismo sacará provecho de la vieja lógica política del cuanto peor, mejor. Cuantos más imputados, más competencias perdidas, más policías entregando citaciones judiciales, más gente en la calle y más posibilidades de una revuelta exitosa".
"La guinda del pastel"
El cuadro con el que según Martí Blanch trabajan los estrategas del proceso implica la coordinación entre diputados y las organizaciones "cívicas" del separatista. Así, señala: "La guinda del pastel son las imágenes soñadas en todas las televisiones del mundo de un Gobierno y un Parlamento que resisten dignamente el envite de un Estado autoritario que no ha dejado otra salida que no sea la de rebelarse; todo esto acompañado de decenas de miles de catalanes comiendo, durmiendo y viviendo a las puertas de la Cámara catalana".
Y continúa: "El parque de la Ciutadella se convertirá durante unas semanas en una revisitada plaza de Tahrir en la que la primavera árabe se tornará otoño catalán. Un otoño que debilitará las posiciones del Gobierno hasta que, sea por voluntad propia, sea por presión internacional, se avenga a aceptar la nueva situación o, como mínimo, a negociarla".
Tras trabajar para la subdelegación del Gobierno en Tarragona en tiempos de Aznar, Martí Blanch dio el salto junto a su esposa, Susana Bouis (que fue delegada del Gobierno en Cataluña en 2004) al nacionalismo. Mas le nombró director de Comunicación a él y le dio a ella la dirección general de "Función pública", cargo que aún ostenta.
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