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Rajoy, preocupado, da orden al PP de atacar a Sánchez por su "ambigüedad" sobre España

Ofensiva del PP contra Sánchez por su postura sobre Cataluña. “La tregua se ha acabado”, avisa Casado. "Estamos ante otro Zapatero", según Génova. 

Mariano Rajoy constató, tras la celebración del congreso del PSOE, que Pedro Sánchez sigue instalado en "el griterío y el radicalismo" y le recomendó rebajar la tensión en aras de un entendimiento en los denominados asuntos de Estado, en especial ante el pulso separatista en Cataluña. En privado, ante la dirección del PP, mostró su preocupación por su "ambigüedad" sobre la soberanía nacional, y dio orden a sus portavoces de ser muy duros con el líder socialista. "La tregua se ha acabado", zanjó Pablo Casado, poniendo en duda su promesa de que estará del lado del Gobierno en defensa de la Constitución. "Es incompatible con la plurinacionalidad", avisó desde Génova.

El presidente no quiso entrar en el cuerpo a cuerpo con Sánchez, pero su equipo dejó muy claro que no está nada contento con el PSOE que surge del cónclave del pasado fin de semana. "Aquí hay que llamar a las cosas por su nombre", exclamó Casado en rueda de prensa. "No se puede soplar y sorber al mismo tiempo", se quejó. Antes, Fernando Martínez-Maillo, Andrea Levy e incluso Rafael Catalá, el ministro de Justicia, consideraron "incompatible" el plan del líder socialista con el núcleo duro de la Carta Magna. "No sé si es por ignorancia o por no tener ningún principio político", llegó a afirmar el vicesecretario general de comunicación, que censuró que Ferraz ponga como ejemplo el modelo de Bolivia. "Estamos ante otro Zapatero", lamentó, para exigir una aclaración urgente del plan de acción socialista.

Previamente, en un acto informativo en el que arropó a Cristina Cifuentes, Rajoy evitó dar por finiquitada la palabra dada por Sánchez sobre Cataluña y se centró en reclamar "mesura". "Se necesita actuar con eficacia, no perder de vista los temas fundamentales y dejar a un lado el extremismo, el griterío, el radicalismo y la falta de moderación y de concordia", afirmó. "Necesitamos tranquilidad", recetó el jefe del Ejecutivo en otro momento de su intervención, llegando a elogiar "las buenas maneras" y la plática "con respeto".

Después, ya sin cámaras delante en una charla informal con periodistas, reconoció que era su forma de dar un toque de atención al Partido Socialista. "La crispación" que se está llevando a las instituciones "no está en la calle", razonó. Cuando al presidente le preguntaron por Cataluña y el posible viraje de su interlocutor socialista, contestó "no, no, no" y se marchó sin entrar en la cuestión. Eso sí, aseguró que tiene previsto hablar con él, aunque no aclaró en qué momento. Desde Ferraz se le solicitó formalmente un encuentro.

A la espera de ese despacho, en el PP advirtieron que, con Sánchez ya encumbrado, no se quedarán en silencio. "Tiene cierto complejo podemita", aseguró Maillo. "Estamos ante un PSOE radicalizado", se sumó Casado, que le auguró el mismo éxito que al socialismo francés. "Nos han dejado todo el centro a nosotros", proclamó el portavoz popular.

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