En catalán, español e inglés, el entrenador de fútbol Josep Guardiola leyó un manifiesto a favor del referéndum con toda clase de acusaciones e invectivas contra el Gobierno en el primer acto de la campaña del 1 de octubre. El texto elaborado por las entidades separatistas afirma que "los catalanes somos víctimas de un Estado que ha puesto en marcha una persecución política impropia del siglo XXI, de un ministro de Interior que conspira para hundir nuestra sanidad, de unidades de la policía política que elaboran pruebas falsas contra nuestros políticos, de una persecución judicial que inhabilita a nuestro presidente".
El manifiesto que Guardiola leyó, casi interpretó, denuncia los supuestos "intentos para acabar con el modelo de la escuela catalana, pilar de integración social" y se refiere también a los "empresarios presionados por la Fiscalía y la policía judicial", en alusión a las confesiones de al menos dos testigos sobre la implicación de Artur Mas y Germà Gordó en el cobro de comisiones a cambio de obra pública, el caso 3%. "Es inédito y democráticamente insostenible", concluyó tal capítulo Guardiola.
"Los catalanes votaremos el 1-O"
La determinación para celebrar el referéndum es absoluta en el bloque separatista. "Hoy estamos aquí para dejar bien claro que el 1 de octubre votaremos en un referéndum para decidir nuestro futuro, aunque el Estado español no lo quiera", es la primera frase del manifiesto. Las últimas: "Los catalanes votaremos este 1 de octubre, y cuando el Govern actúe no estará solo, cada uno de nosotros estaremos a su lado. Defenderemos con todas nuestras fuerzas la democracia y a nuestros representantes en la plasmación de los resultados. Ahora que quieren secuestrar la voz de la democracias acudiremos más que nunca a las urnas". El manifiesto apela además a la comunidad internacional, dado el "riesgo" de la democracia en Cataluña.
Els Segadors abrió el acto "Referédum es Democracia" organizado por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Ómniun Cultural y la Associación de Municipios por la Independencia (AMI) para dar el pistoletazo de salida a una larga serie de movilizaciones que culminarán con otra "Diada" masiva a dos semanas del referéndum.
Guardiola siguió el evento, punteado por actuaciones musicales, sentado entre el presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, y el vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras. A su lado, los presidentes de la ANC y Òmnium, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, y la de la AMI, Neus Lloveras, y la presidenta del Parlamento de Cataluña, Carme Forcadell. También en fila cero, Artur Mas, Joana Ortega, Francesc Homs e Irene Rigau, los inhabilitados del 9-N. Como en las manifestaciones ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), todos los alcaldes, concejales, diputados, cargos públicos y altos cargos se citaron en la avenida de la Reina María Cristina.
Un grupo de unos treinta notables, la directora de cine Isona Passola, la abogada Magda Oranich, la escritora Isabel-Clara Simó, el empresario radiofónico Miquel Calzada, entre otros, subieron al escenario con una urna y tuvieron frase. El último de esa tanda fue Pep Guardiola. Tras la lectura del manifiesto fue el turno de los presidentes de las entidades, que abundaron en las teorías del manifiesto. Muy inflamados, coincideron en afirmar que "no hay cárceles para meter a todo un pueblo". Jordi Sànchez, de la ANC, auguró también que "nadie fallará, habrá urnas, colegios electorales y junta electoral". Los políticos no intervinieron para preservar la "neutralidad" de la concentración.
Según los organizadores, unas cuarenta mil personas asistieron al primer acto tras el anuncio de la fecha, 1 de octubre, y de la pregunta: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?". Sociedad Civil Catalana rebajó la cifra de asistentes a poco más de la mitad.