El primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, hizo esperar a los directivos de una empresa farmacéutica china tres cuartos de hora, se presentó en pantalones cortos y se los quitó de encima de inmediato con la excusa de que estaba muy ocupado y que una subordinada se ocuparía de atenderlos. Los representantes de la empresa farmacéutica Tongrentang, líder en el sector de la medicina tradicional china, fueron los agraviados.
Esta escena, que ha trascendido ahora en Crónica Global, se produjo el verano pasado, cuando los ejecutivos asiáticos pretendían formalizar su implantación en Barcelona con una inversión inicial de ochenta millones de euros y aspiraban a valorar los pormenores del proyecto con el Ayuntamiento de Barcelona.
De entrada, Ada Colau derivó la visita de los empresarios a su segundo, Pisarello, en la actualidad alcalde accidental por la baja de maternidad de la alcaldesa, que no se mostró precisamente cortés con los inversores ni interesado en sus planes.
Dado el tono del recibimiento, los empresarios se fueron con su proyecto, sus empleos y sus millones al municipio de al lado, Hospitalet de Llobregat, cuya alcaldesa, la socialista Nuria Marín, está a punto de cerrar un acuerdo para la instalación de la principal farmacéutica de China en la ciudad.