"Ante la duda, la abstención. Aunque seamos el partido más abstencionista". El consejo ha sido escuchado desde 2015 por varios portavoces de Ciudadanos en parlamentos autonómicos y ayuntamientos de boca de importantes dirigentes del aparato riverista.
Sin embargo, esta semana el grupo naranja en el Congreso de los Diputados se ha significado por un polémico sí a la Proposición No de Ley del PSOE que insta al Gobierno (sin capacidad vinculante alguna) a profundizar en la Ley de Memoria Histórica llegando, incluso, a plantear la exhumación de los restos de Francisco Franco para sacar al dictador del Valle de los Caídos, así como reubicar "en un lugar no preeminente" los del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.
Durante el debate de la iniciativa el pasado martes, el secretario general naranja, José Manuel Villegas, seguramente imaginando un desarrollo diferente de los acontecimientos, anunciaba su voto positivo siempre y cuando el texto socialista no fuese modificado en un sentido más radical por los grupos a su izquierda, empezando por Podemos, que llegó a plantear enmiendas que pedían "anular" los juicios realizados bajo el régimen franquista. Los de Pablo Iglesias optaron finalmente el jueves, día de la votación, por aceptar la literalidad de la propuesta del PSOE, una maniobra que posibilitó la aprobación de la PNL y que forzó el "sí" de Ciudadanos, comprometido por Villegas en la tribuna de oradores cuarenta y ocho horas antes.
Dudas en el grupo de Ciudadanos
A primera hora del jueves, algunos diputados de Ciudadanos no veían clara la maniobra y otros, incluso, no descartaban que finalmente se cambiase de opinión. "No hay quien entienda lo del PSOE ¡Gastar un cupo parlamentario para esto!", exclamaba uno de ellos. "Nosotros tenemos que ser un partido que mire al futuro" afirmaba otro. Un tercer parlamentario recordaba, entre risas, el lapsus de Villegas durante el debate, donde llegó a decir que votarían "no" para corregirse ipso facto, sin que algún programa satírico de televisión perdiese la ocasión de emitir el momento e ironizar sobre los cambios de postura del partido naranja.
Con estos antecedentes, Albert Rivera abandonaba el hemiciclo a mediodía del jueves y se paraba para atender a la prensa, sabiendo que la exhumación de Franco sería uno de los temas por los que preguntarían los informadores. El líder centrista, siempre hábil en el regate corto, trataba de equilibrar la postura de su partido apelando taxativamente al "consenso" con "el partido del Gobierno" necesario, decía, "para llevar a cabo una iniciativa de semejante naturaleza" en referencia al desenterramiento del dictador.
Importar el modelo de EEUU
En privado, los colaboradores de Rivera le han escuchado defender una reforma del Valle de los Caídos tomando como modelo el Cementerio de Arlington, uno de los lugares que más impactó al político barcelonés en sus viajes a EEUU, siendo ya diputado en el Parlamento de Cataluña. Rivera relata con admiración cómo conviven en el memorial, situado junto al Río Potomac, muy cerca del Pentágono, los restos de veteranos de todas las guerras, desde la de Independencia hasta las de Afganistán e Irak, así como el asesinado presidente John F. Kennedy y su familia.
Se trataría, por tanto, de que en la sierra de Guadarrama convivieran la memoria de los dos bandos de la contienda de los años treinta, así como los militares caídos en misiones internacionales, algunos en Afganistán.
Aunque el asunto no ha sido abordado formalmente en ningún órgano de Ciudadanos, una propuesta de este tipo estaría en línea con algunas llevadas a cabo en determinadas administraciones y casaría con el espíritu "en positivo" con el que Rivera trata de impregnar siempre su acción política.
Así, en el Ayuntamiento de Madrid, y después de manifestaciones muy críticas de la portavoz naranja, Begoña Villacís, con el "revanchismo ideológico" del Gobierno de Manuela Carmena y de asegurar que actuaciones como el cambio del callejero de la capital no era algo prioritario, el grupo de Ciudadanos trató de enmendar en la medida de lo posible la actuación del consistorio madrileño. Lo hizo nombrando por cuota para el Comisionado de la Memoria Histórica al escritor Andrés Trapiello, autor de Las Armas y las Letras, un ensayo de referencia sobre los escritores de la Guerra Civil, y reivindicando que la Memoria Histórica sirva también para recordar a las víctimas del terrorismo de ETA.
El eco de la idea de Rivera ha llegado este viernes a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, donde preguntado por ello el portavoz del Ejecutivo, Íñigo Méndez de Vigo, ha tildado de "singular" la propuesta. "La estudiaremos" ha manifestado.