Cazas de combate F-18 Hornet, vehículos blindados de cadenas Pizarro, carros de combate Leopardo 2E… Las Fuerzas Armadas españolas están iniciando estos días su despliegue en las repúblicas bálticas, donde bajo la bandera de la OTAN, formarán parte de la estrategia de los países aliados para proteger a los países del Este de Europa de la amenaza de la nueva política exterior de Rusia.
La injerencia en el conflicto ucraniano, enquistado desde su inicio en 2013, y la anexión unilateral de la península de Crimea en 2014, tras aprobar la Duma rusa una doctrina que otorgaba a Rusia la potestad de poder intervenir militarmente en aquellos países en que considerasen que había minorías de población rusa en peligro, pusieron en alerta a buena parte de los socios de la Alianza Atlántica.
Tanto las tres pequeñas repúblicas de Estonia, Letonia y Lituania como Polonia cuentan entre su población con minorías de orígen ruso, aunque en proporciones muy diferentes, ya que en el caso de las dos primeros el porcentaje de población que representan superan el 20 por ciento. Además de por esta doctrina, también se sienten amenazadas por la creciente política rusa de intentar volver a ser la potencia hegemónica en los países del antiguo Telón de Acero.
La OTAN decidió en la Cumbre de Varsovia de 2016 desplegar unidades terrestres en estos países en cumplimiento con el artículo número 5 del tratado, el referido a la defensa colectiva (si se ataca a uno se ataca a todos), y diseñó la llegada de cuatro batallanos multinacionales de un millar de efectivos a la zona. En uno de ellos, el que tendrá como sede la localidad de Azadi (Letonia) habrá presencia de militares españoles.
Exactamente, las Fuerzas Armadas aportarán a este sector del muro anti-Rusia de la OTAN un contingente que estará compuesto por 300 militares. En la primera rotación, 250 de ellos serán de la Brigada Extremadura XI y el resto de la agrupación logística n.º61. Además de las unidades operativas, que podrán entrar en combate ante un posible ataque ruso, también habrá equipos médicos y policía militar.
Junto a ellos, unos 80 vehículos, entre los que destacan 6 carros de combate Leopardo 2E (una unidad operativa de 4 unidades, mas un carro de recuperación y otro de reserva), además de 14 blindados de cadenas Pizarro. Todo ellos se desplegarán por primera vez en una misión en el exterior. Entre el resto de vehículos destacan los vehículos de combate de zapadores y los vehículos de transporte oruga acorazados (TOA). También habrá misiles Skype anticarro.
Los soldados españoles operarán bajo el mando de Canadá junto a tropas de Albania, Italia, Eslovenia y Polonia. La misión se plantea a medio-largo plazo, pues la amenaza rusa sobre territorio aliado no tiene visos de concluir a corto plazo, por lo que las tropas españolas funcionarán bajo un formato de rotaciones cada seis meses. El material pesado será transportado en barco, utilizando como base un puerto del norte de la Península.
La segunda misión OTAN en la zona será la de Policía Aérea en el Báltico, que se realizará por tercer año consecutivo, y para la que estarán desplegados en la base aérea de Ämari (Estonia). Allí estarán destacados unos 130 militares y 4 cazas de combate F-18 Hornet del Ala 15 (Zaragoza), que cumplirán con esta misión por primera vez, ya que los dos años anteriores han sido enviados cazas Eurofighter Typhoon. En 2006 se enviaron cazas Mirage F-1.
Su objetivo es proteger el espacio aéreo de las tres repúblicas bálticas que, debido a su reducido tamaño y el alto coste económico que supone, no se pueden permitir cazas de combate propios y, por tanto, proteger su espacio aéreo, lo que hacen de forma solidaria los países miembros de la Alianza Atlántica que sí cuentan con esta capacidad. El control se realizará durante las 24 horas de los 365 días del año.
La principal amenaza a la que se enfrentarán serán de nuevo los cazas, bombarderos y aviones de transporte militar de la Fuerza Aeroespacial rusa. Éstos suelen violar de manera continuada el espacio aéreo de estos países cuando vuelan entre Rusia y su exclave de Kaliningrado, además de volar fuera de este espacio aéreo inclumpliendo las normas internacionales de aviación, es decir, sin plan de vuelo conocido y con el transpondedor apagado.
La del Báltico no es la única misión de Policía Aérea de la OTAN. Por ejemplo, el espacio aéreo de Luxemburgo está protegido de forma permanente por cazas de combate belgas, mientras los cielos de Albania y Eslovenia son competencia permanente de la Fuerza Aérea italiana. La misión de Policía Aérea es Islandia también es rotativa, como la del Báltico, pero en ella nunca han participado cazas españoles.