Mauricio Casals y Francisco Marhuenda ya no están imputados en la Operación Lezo. Eloy Velasco, el juez que conduce las diligencias desde la Audiencia Nacional, ha archivado la causa que seguía por presuntas coacciones del presidente y el actual director del diario La Razón a Cristina Cifuentes y su equipo. El magistrado actúa a instancias de la Fiscalía Anticorrupción que, escuchadas a las partes, entiende que ambos se comprometieron con Edmundo Rodríguez Sobrino, directivo del periódico encarcelado, a presionar a la presidenta de la Comunidad de Madrid para que no tirara de la manta, pero no cumplieron su promesa.
Los fiscales del caso considera que ni Casals ni Marhuenda formaron parte de la organización criminal que investiga Eloy Velasco. Insisten en que las conversaciones intervenidas a Sobrino revelaban indicios muy concretos de coacción que se podría haber traducido en una campaña mediática en contra del actual Gobierno de la Comunidad de Madrid. Aunque "tenían las armas adecuadas para intimidar a Cifuentes", sostiene el Ministerio Público, "la realidad es que no hicieron nada de lo que le manifestaron y dijeron lo que consta a modo de placebo para hacer creer a su amigo que lo estaban protegiendo por estas vías ilícitas".
En su comparecencia como imputados, Casals y Marhuenda sostuvieron que habían mentido a su amigo porque estaba desesperado ante el cerco de la investigación en el Canal de Isabel II –Rodríguez Sobrino fue el responsable de la filial sudamericana donde se habría firmado operaciones de compra a sobreprecio y repartido comisiones y sobornos–.
"En ningún momento se dirigieron con estos fines intimidatorios ni a Cristina Cifuentes, ni al consejero de Presidencia Ángel Garrido ni a la directora de gabinete Marisa González". Según la Fiscalía, se produjo una "estafa no patrimonial a Edmundo Rodríguez de modo que en este naciera la creencia de una falsa protección ilícita".
Explicaciones de Marhuenda
"Nunca jamás he amenazado a Cifuentes. Nunca es nunca. Ella lo habrá dicho ante el juez. La conozco desde hace 30 años, cómo la voy a presionar". Así contestó el director de La Razón, Francisco Marhuenda, a los periodistas a su salida de la Audiencia Nacional el pasado jueves. "Me duele que una conversación privada en la que estaba intentando ayudar a un amigo que estaba desesperado se haya tergiversado", afirmó Marhuenda, en referencia al consejero delegado de la editora del periódico, Edmundo Rodríguez Sobrino.
La imputación de Marhuenda y Casals se debió a los pinchazos telefónicos realizados en el transcurso de la operación Lezo a Rodríguez Sobrino. En los mismos se escucha a éste tratar con ambos diferentes actuaciones para frenar la decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid de acudir a la Justicia a denunciar la compra por parte del Canal de Isabel II de una empresa brasileña por un precio que solo un mes después de la adquisición se demostró excesivo. En dicha operación bajo sospecha había jugado un papel clave Inassa, la filial sudamericana del Canal que entonces presidía Rodríguez Sobrino.
Según fuentes cercanas a la investigación, en dichas conversaciones los tres hablan, entre insultos a Cifuentes y su equipo, de utilizar las páginas del diario para atacar a la política si continúa adelante con su decisión de denunciar las irregularidades detectadas. Incluso hablan de publicar noticias falsas con el único objetivo de perjudicar la imagen de la política.
"Me acusáis de ser demasiado del PP, cómo voy a criticar a Cifuentes", dijo Marhuenda a los periodistas a la salida de su declaración y los retó a encontrar alguna noticia en ese sentido en La Razón o alguna declaración suya en contra de la presidenta madrileña en las múltiples tertulias en las que participa. "Me he sentido muy cómodo ante el juez y los fiscales", señaló. "No tiene ningún sentido que tomen ninguna medida cautelar, yo no estoy afectado en esta causa general", sostuvo, sino que su "imputación es circunstancial". Y el hecho de que continúe imputado "dependerá de la persona afectada y jamás podrá decir que yo la he presionado".
"Me siento muy orgulloso y tranquilo de que no he hecho nada incorrecto", concluyó Marhuenda. Eso sí, reconoce que "está muy mal" haber llamado "zorra" a la jefa de gabinete de la presidenta, Marisa González, "pero no he hecho nada incorrecto".