La deriva de Puigdemont dispara las alarmas electorales en el PDeCAT
Dirigentes de su partido le tachan de "frívolo" por retratarse con los requerimientos del Constitucional y por sus andanzas "diplomáticas".
La división en el Gobierno de la Generalidad se agudiza. Los consejeros de la cuota del PDeCAT, la vieja Convergencia, recelan de los de ERC. Está en juego quién asume la culpa ante el electorado independentista si al final no se celebra el "referéndum o referéndum". De colofón, lo que algunos dirigentes del PDeCAT califican de "extravagancias" de Puigdemont, su manera de hacer política a golpe de trinos en Twitter, las compañías estadounidenses, los dos viajes transatlánticos en dos semanas, la reunión sin imágenes con Jimmy Carter o la foto con los cinco requerimientos del Tribunal Constitucional.
Así, a las fricciones de los dos partidos de Junts pel Sí se suma la inquietud convergente ante la deriva del presidente, cuya última referencia en la red social es la siguiente respuesta al comunicado de la embajada de los Estados Unidos en el que aludía a que Cataluña era un "asunto interno" de España: "Poema visual diplomàticament correcte: un afer intern(acional)".
En el PDeCAT explican el proceder de Puigdemont por la caducidad de su desempeño. Está descartado como candidato, obsesionado con la celebración del referéndum y con que Junqueras sea inhabilitado. Al carecer de horizontes políticos, Puigdemont está dispuesto a forzar la máquina para dejar en evidencia la falta de compromiso de ERC con el proceso. Sin embargo, consideran que perjudica al partido por su tendencia a la sobreactuación y por prestarse a los manejos del consejero de Exteriores Raül Romeva y de una red diplomática amateur que carece de contactos.
Dudas y divisiones
El pasado lunes Puigdemont congregó a los consejeros de la cuota del PDeCAT para exigirles adhesión hasta el final. Existen dudas respecto al papel de los titulares de Interior, Jordi Jané, y de Cultura, Santi Vila, tachados de "autonomistas". Además, Meritxell Borràs, la consejera de Gobernación, se ha negado a comprar las urnas salvo que reciba una orden por escrito, lo que denota que dista de estar claro que los consejeros estén dispuestos a inmolarse ante los tribunales.
Además, las fricciones con ERC son indisimulables y la "cumbre" del martes con Junqueras, Marta Rovira, Jordi Turull y la CUP sólo sirvió para constatar las diferencias y las dificultades para organizar la consulta. La distancia entre las dos formaciones se agranda conforme vencen los plazos. Los preparativos del referéndum están colapsados ante la renuencia de los proveedores de la Generalidad apercibidos por la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
El plan B
Se empieza a manejar en público la opción de unas elecciones autonómicas, el plan B, ante la imposibilidad material de llevar a cabo un referéndum y en ese nuevo contexto, los actos de "desobediencia" virtual de Puigdemont, el papelón de amigos como el congresista Dana Rohrabacher, que plantó a Alfonso Dastis porque había "trasnochado" tras cenar con el presidente, y su dependencia de la CUP restan opciones a un PDECat que aparece en todas las encuestas en posiciones marginales.
La consigna es aparentar unidad y actuar con discreción, pero eso con Puigdemont es imposible, sostienen los críticos de su propio Ejecutivo, los altos cargos que todavía rinden obediencia a Artur Mas y los nuevos dirigentes del PDeCAT.
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