Mariano Rajoy se dio de bruces con la presunta corrupción de su partido en la sesión de control al Gobierno. Había expectación ante el rifirrafe que iba a mantener con Albert Rivera tras días de tensión entre ambos, pero ya antes el socialista Antonio Hernando sacó a colación "la caja B" del PP y llevó al pleno la denuncia de que Consuelo Madrigal se hizo a un lado por presiones del Ejecutivo. Después, el líder de Ciudadanos espetó al presidente que ya no cumple su palabra.
Así, Rajoy y Rivera escenificaron cara a cara un distanciamiento que empezó por la crisis política en Murcia y continuó por el rechazo del PP a abrir el melón sobre la limitación de mandatos o la eliminación de los aforamientos. "Todo va bien" hasta llegar "a la corrupción", se quejó el presidente del partido naranja. "Ahí, ustedes no cumplen, no tienen palabra", dijo, y se centró en reclamar la creación de una comisión de investigación sobre la financiación irregular de Génova.
De las palabras del presidente se desprende que no quiere esa comisión. Empezó diciendo que no ha afirmado nunca que "no vaya a cumplir" lo pactado, pero a renglón seguido recordó que ya hay una subcomisión trabajando en la Cámara y reclamó que se investigue también a PSOE, Podemos y Ciudadanos.
A Rivera no le gustó esta respuesta. "Vamos, que no va a cumplir", resumió. Pero le recordó que no cuenta con la mayoría parlamentaria, como ya previamente avisó Hernando. Además, en una preparada respuesta, destacó que en Cataluña o Andalucía el PP sí tuvo prisa en reclamar comisiones de investigación sobre el caso Pujol o el de los cursos de formación. "Habrá comisión, le pido que cumpla su palabra", insistió el parlamentario de ciudadanos.
El presidente, muy molesto por la "deriva" de Rivera -según desliza su entorno- con quien lleva días sin hablar telefónicamente, evitó entrar en el cuerpo a cuerpo. "Vamos a hablar de la comisión de investigación", informó, dejando en el aire si se celebrará en el Congreso o en el Senado. "Podemos discutir también si es positivo o si sirve para algo", añadió. "¡Vaya cara!", se le escuchó decir a Rivera desde su escaño. Además, Rajoy aprovechó para hablar de su libro y reclamar también un debate sobre "empleo", "pensiones" o "la estiba". "No mire tanto al pasado, puede acabar convertido en estatua de sal", se despidió.