El diario ABC entrevista al fiscal Pedro Horrach tras la sentencia del caso Nóos y éste se hace la víctima porque "se dudara de mi independencia" y saca pecho porque "desde el minuto uno expuse los mismos argumentos que ahora recoge la sentencia, que en su momento no fueron atendidos por una simple cuestión mediática".
Después de conocer el fallo del tribunal dice tener una "sensación agridulce" porque está "satisfecho en lo que se refiere a las condenas de Torres y Urdangarín, aunque no con las penas. También con la absolución de doña Cristina". Reitera el todavía fiscal Anticorrupción que "a la Infanta se la ha sentado en el banquillo no por lo que ha hecho, sino por quien es".
El fiscal pidió el mismo viernes medidas cautelares sobre Diego Torres e Iñaki Urdangarín ya que "se trata de medidas de prevención y por tanto su solicitud y adopción forzosamente tienen que ser inmediatas". "El criterio de la Fiscalía Anticorrupción es la petición de prisión preventiva para penas superiores a cinco años", sentencia Horrach. Asegura que se está planteando "seriamente" pedir prisión preventiva para los dos principales condenados "dada la gravedad de algunas de las penas. La decisión será autónoma".
La mala fe de Manos Limpias
En esta segunda parte de la entrevista es cuando toma el papel de víctimas del proceso. De la actuación de la acusación popular -institución que en su opinión debería desaparecer- reconoce que "el hecho de condenar en costas implica la mala fe con la que se ha conducido esta parte". Confiesa Horrach que uno de los momentos más duros vividos en todo este largo proceso fue cuando la Audiencia de Palma dio "vía libre a la acusación formal de Manos Limpias para sentar a la infanta en el banquillo". "El otro momento especialmente duro fue cuando la Sala otorgó legitimación a la acusación popular para mantener en solitario a la infanta en el banquillo. Pero nunca pensé en tirar la toalla".
También critica la actuación del juez instructor José Castro. De él dice que estaba contaminado por la investigación y que "las insinuaciones que en algunas de las resoluciones vertió cuestionando la imparcialidad de los funcionarios públicos que estábamos actuando" fue el detonante para romper su relación de amistad.
Horrach afirma que propondrá "recurso por la decisión de la Sala de sentar en el banquillo a la infanta y por la absolución de la trama valenciana". Sobre esto último lamenta que no logró "demostrar a la Sala los hechos que sustentaban la acusación".
Dudas sobre su independencia
El fiscal reconoce que ha sentido "indignación" y "rabia" cuando se le llamaba defensor de la infanta: "A raíz de mi posición respecto a la imputación de la infanta, no solo se cuestionó mi honradez profesional, sino que se llegó al terreno personal y familiar".
Del pacto del cortafuegos en el que Rajoy, Torres Dulce y el rey Juan Carlos I trazaron el plan para salvar a la infanta dice que nadie le presionó. "Tanto Eduardo Torres Dulce, el entonces fiscal general del Estado, como Antonio Salinas, fiscal jefe Anticorrupción, jamás me dieron una orden para actuar en un sentido o en otro. Tampoco las hubiera aceptado. Y desde luego tampoco hubo presiones desde el exterior de la Fiscalía".