Lo de la inspiración de la enmienda anti-Cospedal, que parece que no fue grabada por el circuito interno de televisión del congreso del PP, otra casualidad, no es ninguna elucubración, sino que él mismo se encargó de proclamarlo.
De hecho, informó a los medios de comunicación que su posición era contraria a la acumulación de cargos en el PP y que, aunque no pensaba presentar enmiendas en tal sentido, era probable que otros militantes de otras Comunidades lo hicieran. Textualmente dijo: "Probablemente las haya, porque existe esa inquietud en el seno de algunas agrupaciones locales y de algunas juntas provinciales".
Si la enmienda que defendía los principios de incompatibilidad forzosa, que en Andalucía está intentando aplicar Moreno, fue derrotada por 25 votos en el congreso nacional del PP, es que la posición política que ha defendido en Andalucía, aunque tiene una fuerza considerable, ha salido derrotada y, por tanto, su aplicación en Andalucía le será más difícil. Por ejemplo, una de las víctimas de tal principio fue su propia secretaria general que fue obligada a dejar la alcaldía de Valverde del Camino para poder seguir siendo diputada autonómica.
Naturalmente, los partidarios de Cospedal en Andalucía han explicado a Libertad Digital que la secretaria general ha tomado cumplida nota de que Juan Manuel Moreno ha vuelto a abrir la caja de los truenos que enfrentó a la dirección nacional y regional con motivo de la elección del nuevo presidente del PP, conflicto que dio lugar a que Mariano Rajoy impusiera su figura contra los criterios de su secretaria general y el presidente, entonces, del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido.
Es más, cuentan quienes apoyan a Cospedal que una buena parte de los votos que estuvieron a punto de hacer naufragar la operación de la actual ministra de Defensa, fue la de los militantes andaluces. Igualmente, señalan que cuando Cospedal fue anunciada como nueva secretaria general una parte importante de la delegación andaluza, sobre todo la malagueña y parte de la dirección regional, ni se levantaron ni aplaudieron en el Congreso.
Ahora que el poder de Cospedal ha sido notablemente reforzado en el partido y que Javier Arenas ha descendido en el poder del PP del nivel 3 al nivel 4 (tiene por encima a Rajoy, a Cospedal y a Maillo) donde coexiste con los más jóvenes de la dirección del PP, hay dudas acerca de la convivencia posible entre Cospedal y Moreno. Por si fuera poco, Arenas, vicesecretario en el área autonómica, podrá intervenir en la vida andaluza desde un escalón orgánico superior al de Juanma Moreno.
Tampoco ha logrado Moreno la paz y la unidad en el PP andaluz. Por poner dos ejemplos. Sevilla está dividida entre el sector rebelde de Javier Arenas y sus amigos, que se reunieron en un restaurante de Madrid al margen de los demás compromisarios andaluces –hay testimonio gráfico de ello–, y el sector más afín a Zoido y a Cospedal, que es el que dirige el PP de Sevilla con mayor comodidad desde que se expulsó de la dirección a la "pieza" de Arenas, Virginia Pérez, por cierto, número 3 de Juanma Moreno en la regional andaluza.
En Granada, la división es total tras el enfrentamiento público abierto de los partidarios del exalcalde José Torres Hurtado con los del actual presidente del PP granadino, Sebastián Pérez, acusado por su oponente de haber orquestado en la oscuridad la denuncia que le llevó al juzgado y a la dimisión.
Tampoco ha logrado Moreno victoria alguna con el nombramiento de Loles López, su actual secretaria general, como miembro de la Ejecutiva, porque la parte amiga de Juan Ignacio Zoido ha conseguido colocar en los órganos nacionales, en concreto en la Junta Directiva Nacional, a Alberto Díaz, su mano derecha en el Ayuntamiento de Sevilla y actualmente portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla.
Juanma Moreno responde a quienes subrayan esta situación que hay 15 andaluces en la nueva Ejecutiva y que eso es un detalle de Rajoy para con Andalucía y con él. Pero omite que bastantes de los 15 son arenistas (el propio Arenas, Juanjo Matarí, Rafa Hernando, María José García Pelayo, Antonio Sanz Cabello, en parte Cristóbal Montoro).
Otros no son precisamente morenistas como Teófila Martínez, Miguel Arias Cañete, Fátima Báñez, Beatriz Jurado, Celia Villalobos, Ángeles Muñoz, Juan Ignacio Zoido. Es decir, que morenistas propiamente sólo son él mismo y su secretaria general Loles López. Hablando en plata, su control es muy limitado y Andalucía no está bajo su completa y única influencia.
Beneficiado por el dedo de Rajoy para beneficio de Rajoy
Es Rajoy el que ha determinado y sigue determinando que Moreno sea el próximo presidente del PP andaluz. Es su apoyo esencial junto con un resultado electoral reciente y una encuesta de hace semanas.
Tras perder sucesivamente numerosas elecciones desde 2013, sólo en las pasadas elecciones generales de 2016 logró una importante victoria en Andalucía sobre Susana Díaz si bien, como es sabido, sufrió un fuerte varapalo en las elecciones andaluces en las bajó a los 33 escaños, procediendo de los 50 que obtuvo Javier Arena en 2012.
El todavía insuficiente crecimiento electoral lo ha reflejado la encuesta de EGOPA del pasado mes de enero que le daba perdedor en Andalucía, pero con la recuperación de res provincias, y ganador en las generales, venciendo en cinco provincias.
El dedo de Rajoy ha obrado el milagro de que todos los presidentes provinciales actuales, incluso los más alejados de su liderazgo, como Juan Bueno (Sevilla) o José Antonio Nieto Córdoba), hayan reconocido públicamente que no habrá debate sobre el nombre del nuevo presidente del PP andaluz, que volverá a ser, con toda seguridad, Juanma Moreno.
Pero Moreno tendrá que operar en un marco en el que Javier Arenas no sólo no ha muerto políticamente, sino que esta sobre él orgánicamente; Cospedal, a la que ha dañado seriamente en el pasado Congreso, ha salido airosa y muy poderosa dentro del PP y como ministra de Defensa; entre los andaluces del Comité Ejecutivo está en minoría y no tiene ascendencia sobre algunos presidentes provinciales ni sobre algunos conflictos provinciales.
Sólo le cabe esperar que por alguna azarosa maniobra del destino la suma de escaños entre el PP y Ciudadanos en las próximas elecciones andaluzas, supere a la suma de PSOE y Ciudadanos y les permita gobernar juntos, algo improbable. Además, tendrá que sumar más que PSOE y Podemos. En cualquier caso, dependerá de Albert Rivera y Juan Marín el que pueda optar a la presidencia de la Junta de Andalucía. Incierto futuro.
Pero, al parecer, lo que interesa a Rajoy, más que nada, es que el apoyo al PP de Andalucía en las elecciones generales próximas no sufra merma alguna.