La castigada estatua ecuestre de Franco yace en un depósito municipal con los rastros intactos de la pintura que le arrojaron los vándalos que lograron tirarla al suelo. Era la pieza central de una exposición parida en las oficinas "culturales" en el Ayuntamiento que dirige Ada Colau y que provocó una gran controversia.
A pesar de que los "materiales" eran propiedad del municipio, la muestra patrocinada por Colau se llevó por delante 183.697,77 euros en conceptos tales como "traducciones", "comisariado", "comunicación", "diseño gráfico" o "derechos de imagen". La partida principal es la de "producción", a la que se destinaron 95.931,34 euros, según consta en la respuesta del equipo de gobierno municipal a pregunta de CiU. La siguiente partida más cara fue la de "redacción del proyecto museográfico y dirección de obra", con 19.602 euros. El coste del "comisariado" fue de 10.048,44 euros.
La exposición consistió en colocar la estatua de Franco delante del museo del Borne y un "itinerario" interior con paneles fotográficos y un busto del dictador. La instalación de la estatua generó una gran polémica. Algunos individuos le lanzaron huevos y pintura y hubo un cierto interés ciudadano por visitar la estatua, lo que llevó a Ada Colau a declarar que la exposición había sido un éxito.
El Franco sin cabeza duró menos de una semana a la intemperie. Acabó por los suelos y con serios desperfectos. A partir de ese momento, la exposición pasó sin pena ni gloria.