Uno de los últimos Programas Especiales de Armamento (PEAs) que han sido aprobados para las Fuerzas Armadas, una vez que parece han pasado los años más duros de crisis económica, ha sido el de los RPAS (Sistemas pilotados de forma remota, por sus siglas en inglés) MQ-9 Reaper, la versión mejorada de los conocidos Predator, utilizados tanto para labores de vigilancia e inteligencia como para bombardeos selectivos.
Tras ser aprobada la venta por el Departamento de Estado y el Congreso de Estados Unidos, el Consejo de Ministros español aprobó en noviembre de 2015 una partida de 158 millones de euros para la compra de cuatro unidades de la versión Bloque 5, incluyendo en el paquete el curso de formación de los operadores, además de dos estaciones móviles de control en tierra, sistemas de posicionamiento GPS y guiado inercial, sistemas electroópticos multiespectrales y cinco radares.
Está previsto que el Ejército del Aire utilice estas aeronaves para misiones de control del entorno terrestre y marítimo, misiones de reconocimiento, vigilancia, designación de objetivos, evaluación táctica de daños, relé de comunicaciones, misiones de apoyo al combate como guerra electrónica, misiones de detección de amenazas NBQR (nuclear, biológica, química o radiológica), detección de IEDs (artefactos explosivos improvisados) desde el aire y apoyo al rescate y salvamento aéreo.
Pese a esto, las cuatro unidades podrían ser empleadas también para otros fines. Y es que vendrán perfectamente preparados para ser artillados en caso de ser necesario, pasando a convertirse así en potentes armas para realizar ataques o bombardeos selectivos. Tan sólo sería necesario la adquisición de esa versión del software y de los misiles necesarios. La compensación de pesos, el cableado… ya viene preparado en la versión Bloque 5 adquirida.
Fuentes militares consultadas por Libertad Digital han confirmado que la base aérea principal en la que estarán desplegados los MQ-9 Reaper será la de Talavera la Real, ubicada a unos kilómetros de Badajoz, y donde actualmente se encuentra el Ala 23 del Ejército del Aire, compuesto por cazas Northrop F-5. La base está dedicada principalmente a la enseñanza y formación de pilotos de combate, exactamente, al último de los cursos de especialización, el de caza y ataque.
Asimismo, está previsto que se adapte también para el funcionamiento de estos aparatos el aeródromo militar de Lanzarote, para tenerlo todo previsto en caso de que fuera necesario desplegar de forma temporal o semi-permanente algunos de estos aparatos en las Islas Canarias.
La previsión en estos momentos es que el lote, compuesto por dos aparatos y un centro de control, llegue a tierras españolas en el segundo trimestre de 2018. El tercer aparato y el segundo centro de control lo harían durante el año 2019, en el que el primer lote ya debería estar plenamente operativo. El último MQ-9 Reaper llegaría a España en el año 2020.
La formación de los militares que deben controlar los primeros RPAS se está realizando desde principios del año pasado. En la actualidad, cuatro militares (dos oficiales y dos suboficiales) se encuentran en la base estadounidense de Holloman, en Alamogordo (Nuevo México), para iniciar el tercero (de enero a junio) de los cuatro cursos de formación que deben recibir, según ha informado el Boletín Oficial de Defensa los últimos días. El último lo harán en la base de Crech, en Clark County (Nevada), entre finales de junio y finales de septiembre.