El comisario Villarejo es ya un icono de las conocidas como cloacas policiales, que tienen sus ramificaciones en algunos medios de comunicación especializados en publicar informes policiales, filtrados y en muchos casos elaborados ad hoc desde este cloacas, y que presentan a sus lectores pomposamente como "periodismo de investigación". Este policía, y otros, utilizan a sus amigos periodistas como herramientas para proteger sus intereses y perjudicar a sus enemigos con informaciones incómodas, reales o falsas, que en muchos casos derivan en asuntos privados de lo más sórdido.
En las últimas semanas, tal y como ha publicado con detalle el diario Público, el presunto objetivo de estas cloacas policiales y mediáticas parece ser el rey Juan Carlos. En la información de El País, en portada y firmada por Javier Ayuso que fue jefe de comunicación de la Casa del Rey en la etapa del anterior monarca, no se aporta ninguna novedad y se insiste en lo ya publicado: el comisario Villarejo estaría intentado a toda costa evitar ser procesado por varios delitos en el caso del pequeño Nicolás.
Esto explicaría la reciente aparición en medios que colaboran con las cloacas de unas informaciones en las que el anterior Rey no sale bien parado. La más sorprendente, la noticia, 30 años en diferido, sobre la relación que mantuvo el rey Juan Carlos con Bárbara Rey y el papel del CNI para evitar que saliera a la luz. Sorprendente porque es una noticia de dominio público desde hace muchos años y sin ninguna relación aparente con las cuestiones que están de actualidad.
Según reveló Público, y repite ahora El País en su portada, la publicación de esta información es un "aviso" del comisario Villarejo y del que fuera su jefe, el comisario Eugenio Pino (anterior DAO de la Policía). Villarejo alardea de tener un "terabyte de documentación" mucho más grave y comprometedora y amenaza con sacarla a la luz, a través de las cloacas mediáticas que colaboran con él, en caso de que ambos policías sean procesados.