Pocas veces ha sido tan descarada la intención de un periódico para manipular una información, pero en esta ocasión El País se ha pasado de frenada.
Toda la prensa, menos el periódico de Juan Luis Cebrián destaca en su titular la petición expresa de perdón a las víctimas del Yak 42 que hizo María Dolores de Cospedal "en nombre del Estado" durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados. El Mundo: "Cospedal pide 'perdón en nombre del Estado a las víctimas del Yak"; ABC: "Cospedal pide perdón 'de corazón' por el Yak 42 en nombre del Estado'"; La Razón: "Cospedal pide perdón en nombre del Estado a las familias del Yak 42"; La Vanguardia (a 4 columnas): "Cospedal pide perdón pel yak-42 después de 14 años"; El País: "El Gobierno pide finalmente perdón por el desastre del Yak".
Firma la noticia Fernando Garea, que titula en el interior -página 24, por cierto, prácticamente la última de la sección España- "Cospedal pide perdón en nombre del Gobierno por eludir responsabilidades en el Yak". Otra inexactitud. Pidió perdón en "nombre del Estado", que no es el Gobierno.
El diario de Cebrián fue el depositario de la filtración del informe del Consejo de Estado que dio lugar a la resurrección, con inusitada virulencia, del caso del accidente del avión militar cuando Federico Trillo era ministro de Defensa en el que murieron 62 soldados. La mala gestión que entonces hizo el ministro, el ninguneo a la víctimas y la responsabilidad que dicho informe atribuía a Defensa llevó el asunto a abrir el periódico durante varios días seguidos y dedicarle duros editoriales pidiendo el cese de Trillo como embajador en Londres, amén de exigencias de peticiones de perdón.
Se atribuyó a la vicepresidenta del Gobierno, amiga de Cebrián y salvadora del periódico arruinado, Soraya Sáenz de Santamaría, la autoría de la filtración para perjudicar a su compañera y rival Dolores de Cospedal en vísperas del Congreso del PP que decidirá su continuidad en la secretaría general del partido. Pero la buena gestión del caso por parte de la ministra, que asumió las conclusiones del informe, se reunió con las víctimas y finalmente pidió perdón, han fortalecido la imagen de la número dos del PP.
La influencia de Soraya en el periódico de Pisa y sus supuestos tejemanejes serían simples dimes y diretes, que diría Rajoy. Pero precisamente este tipo de manipulaciones periodísticas y su obvia intencionalidad dan consistencia a dichos comentarios. ¿Está perdiendo facultades la vicepresidenta?