Mariano Rajoy hizo como si Luis Bárcenas, otrora su hombre de confianza al frente de las finanzas del PP, no estuviera compareciendo, al mismo tiempo, en sede judicial. Nada dijo de él durante su intervención ante el Comité Ejecutivo y ningún barón territorial le sacó la espinosa cuestión en el turno de réplica. Tampoco hizo mención sobre la lucha contra la corrupción. Mientras, el extesorero reconocía la caja B del partido.
Así las cosas, sin ninguna mención sobre el caso en particular ni sobre la corrupción en general, fue Pablo Casado el que tuvo que enfrentarse a las preguntas de los periodistas en rueda de prensa. "Este tema ha sido muy difícil", reconoció el vicesecretario de comunicación, que evitó el choque directo con Bárcenas y se ahorró los duros calificativos es escuchados en el pasado. "Tenemos que esperar a la sentencia del juez", dijo.
Se le preguntó expresamente si desmentía la existencia de una financiación paralela a la oficial, y en un primer momento rehusó contestar claramente. Después, precisó que tal extremo ya había sido negado y defendió "la honorabilidad" de la dirección nacional de la formación. "No puedo hacer una valoración", insistió. "No hemos hablado de ello" en la reunión, admitió el propio Casado.
A puerta cerrada, además de Rajoy, también tomó la palabra María Dolores de Cospedal, como es tradición en calidad de secretaria general del partido. "La corrupción nos ha hecho mucho daño", afirmó, aunque a renglón seguido pidió respetar la presunción de inocencia e hizo un reconocimiento de la figura de la fallecida Rita Barberá. No citó, eso sí, a Bárcenas. Y tanto la número dos como el presidente se centraron en poner en valor la unidad del PP. "La desunión es lo peor que le puede pasar a los partidos", avisó Rajoy. "Me siento un privilegiado por la relación que mantengo con mi partido. Estoy inmensamente agradecido", llegó a declarar.
Con todo el partido detrás, el jefe del Ejecutivo volvió a apelar al diálogo de cara a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Y, en este sentido, fuentes de la cúpula aseguraron que no temen que Ciudadanos se vaya a distanciar por la declaración de Bárcenas. "El partido está muy tranquilo", zanjó Casado, que tuvo que dar otra vez la cara en una comparecencia especialmente complicada.