Luis Bárcenas viene en son de paz. Cuesta creer que este viraje en su tratamiento al Partido Popular no responda a un pacto trasero. Lejos de embestir contra la formación política que lo repudió –el vicesecretario Javier Maroto ha admitido de manera explícita que le da "asco"–, se ha refugiado en que ni cometió ni conoció delito alguno en el marco de esta Época Primera del caso Gürtel. Con un discurso sólido y sosegado, se ha defendido de las acusaciones de la Fiscalía Anticorrupción, que reclama para él 42 años y medio de cárcel y una multa de 88 millones de euros. Tal ha sido su empeño en ondear la bandera blanca que ha presentado a Mariano Rajoy como el remedio de esta red de corrupción, la persona que vetó a las empresas del cabecilla confeso Francisco Correa como adjudicatarias de concesiones.
El extesorero de la formación ha constatado la supuesta caja B del partido, a la que ha bautizado como "contabilidad extracontable o extraoficial", que se investiga en otra pieza separada de esta extensa instrucción. "La reconozco, evidentemente". Ha detallado que sus fondos se correspondían con "determinados donativos sin carácter finalista". Es decir, se trataba de aportaciones lícitas que "no respondían a ninguna gestión, algo inocuo" y que algunos empresarios efectuaban por iniciativa propia en pos de mantener buenas relaciones con los grupos políticos y "abrirse alguna puerta en el futuro". Según Bárcenas, de la gestión de los fondos se encargaba con su ayuda Álvaro Lapuerta, su predecesor al frente de la economía de la formación, una persona "honesta" cuya causa está archivada por padecer demencia sobrevenida.
Su mentor exigía un control absoluto de esos fondos. De las entradas, que ha justificado sin inconvenientes por la generosidad de los empresarios; y también de las salidas, que requieren un mayor celo ante las sospechas de que conformaron los famosos sobresueldos. Ha señalado de nuevo al redimido Lapuerta como el que hacía "la mayor parte de las entregas". Bárcenas se ocupaba solo cuando él estaba de viaje y, "si había cosas excepcionales, estaban autorizadas por el secretario general". Antes de que su patrocinado ahondara en las personas que se habrían beneficiado de ese dinero opaco a Hacienda y los conceptos concretos, el abogado de Bárcenas ha interrumpido las preguntas de la fiscal Concepción Sabadell. Ha esgrimido que este juicio no abarca esa presunta contabilidad paralela. Por recomendación de su letrado, el declarante no ha respondido más sobre el tema.
De hecho, se ha apuntado un renuncio con respecto a su declaración de abril de 2014. Bárcenas manifestó entonces que en el Partido Popular se "efectuaron pagos en negro a proveedores concretos". Si quiera ha corroborado tal conducta en esta sesión: "Las condiciones en que hice mi declaración eran muy especiales y no sé a qué me refería, ninguna de las empresas de Correa ha recibido cantidades en efectivo". Según el también exsenador, desde Génova se pagaba todo oficialmente, "la subvención por la ley electoral era lo bastante generosa".
"Se le subió a la cabeza"
El Bárcenas más pacífico lo ha sido incluso con Francisco Correa. El presunto jefe de la trama de corrupción le situó como llave de adjudicaciones irregulares desde los ministerios de Fomento y Medio Ambiente para construcción de carreteras y otras obras públicas. Dijo que el extesorero popular cobraba comisiones y las repartía en ocasiones con la formación. "Siento llevarle la contraria, porque cambia su versión durante el sueño de una noche entre declaración y declaración", ha respondido el protagonista de la sesión. Después de negar el cobro de mordidas "para mí ni para el PP", ha insistido en que "pensar que Florentino Pérez o Villar Mir puedan acudir al gerente del partido o a quien le hace los viajes para que les otorguen adjudicaciones es una idiotez. Por el palco del Bernabéu pasan ministros de todos los partidos".
Mariano Rajoy ha salido de esta sesión como el súmmum anticorrupción. En base al testimonio de Bárcenas, fue el presidente del Gobierno quien vetó las adjudicaciones a las empresas de Correa. Lo hizo en 2003, cuando un empresario "donante" del partido le dijo que el ahora supuesto cabecilla de la trama "se dedicaba a actividades ilícitas en ayuntamientos de la Comunidad de Madrid y cualquiera que quisiera hacer negocios en esos ayuntamientos tenía que pasar por su despacho". Según el extesorero, Rajoy dictó órdenes para que se bloqueara cualquier contratación del PP a las empresas de Gürtel. Fue en ese instante cuando terminaron los negocios, salvo en Valencia, donde Camps habría llamado a Lapuerta para conservar sus contratos con Orange Market, otra empresa de la trama, porque había dado "con un genio que se llama Álvaro Pérez –el Bigotes– e iba a seguir trabajando con él".
A diferencia de lo que señaló Correa, que aludió a las diferencias entre Rajoy y el supuesto número dos de la trama Pablo Crespo como motivo del cierre de relaciones, Bárcenas ha dicho que al presidente le dio mucha pena precisamente por Crespo, "porque su padre había sido una persona de confianza y le tenía cierto aprecio". Así habría acabado la relación con la formación popular de un Correa a quien "se le subió a la cabeza el nivel de relaciones, su situación económica y el sentirse una persona importante, se creía que el partido era suyo" según ha narrado Bárcenas. "Nunca he colgado el teléfono a nadie, a este señor dos veces en 2003", ha añadido. En cualquier caso, el exgerente ha encomiado los servicios que prestó el reconocido cabecilla al Partido Popular: "Le adjudicaban los eventos porque lo hacía muy bien y los precios eran muy ajustados".
El botín de Suiza
La Fiscalía cree que Bárcenas conserva más de 37 millones de euros ocultos en cuentas extranjeras, principalmente en Suiza. La representante Concepción Sabadell ha cuestionado esta circunstancia con especial ahínco. Cuando pasadas las 10:15 de la mañana ha comenzado el interrogatorio, ha solicitado al Tribunal que se incorpore al sumario un nuevo informe sobre estas cuentas. El extesorero del PP ha reiterado que sus "retribuciones están todas declaradas" y que no se corresponden a actividades delictivas.
Según Bárcenas, el grueso de ese dinero procede de sus negocios en la compraventa de obras de arte. La fiscal se ha contrariado cuando el extesorero ha asegurado que, en solo un año, vendió un cuadro que había comprado por 6.000 euros al precio de 84.000. A los 30.000 euros que guardaba normalmente en una caja fuerte en su despacho de Génova les ha llamado "remanente de liquidez" para afrontar posibles dificultades derivadas de la crisis financiera que estalló en aquella época.
Escasas referencias al banquillo
Ha salido el nombre de terceras personas que componen el banquillo de los acusados. Sobre Jesús Merino, exdiputado por León, se ha sorprendido de que figure en la contabilidad de la trama Gürtel como beneficiario del cobro de comisiones: "no tenía ninguna capacidad de influencia en las campañas, si Correa le dio alguna cantidad fue por su extrema generosidad". En referencia a Jesús Sepúlveda, exalcalde de Pozuelo de Alarcón y exmarido de Ana Mato, le ha desligado del cobro de comisiones subrayando que les une una amistad de 33 años. Y en relación a las supuestas irregularidades en Majadahonda, ha asegurado que Correa no le propuso "participar en ese proyecto inmobiliario: "No tenía interés en invertir en nada".