La cúpula riverista dice no tener miedo al debate en el IV Congreso nacional de Ciudadanos, que se celebrará en Madrid el primer fin de semana de febrero. Ya en el Consejo General (máximo órgano entre congresos) del pasado 17 de diciembre, se evidenció división al salir derrotada por apenas tres votos una enmienda a la totalidad del sector socialdemócrata catalán, contrario a eliminar las referencias al "centro-izquierda" y al "socialismo democrático" como señas de identidad del partido naranja, inserto desde hace dos años en la familia de los liberal-demócratas europeos.
La derrota no fue total, pues el ala izquierda del partido logró que los riveristas quitasen una decisiva coma de la ponencia de valores para evitar definir al partido naranja como "liberal" a secas, termino sustituido por el de "liberal progresista".
Este miércoles, y ante los planes de importantes sectores de Ciudadanos Madrid desvelados por Libertad Digital para enmendar a la totalidad los documentos marco para el congreso, el delegado territorial madrileño y secretario general del grupo de Ciudadanos en el Congreso, Miguel Gutierrez, ha asegurado que los afiliados "tienen el camino libre para presentarlas". Durante una comparecencia en la sede central de la formación centrista, Gutierrez ha presumido de la democracia y transparencia en la preparación del congreso: "No hay mejor expresión de la democracia interna que el hecho de que cualquier militante pueda presentar una enmienda y que esa enmienda se debata".
Un riesgo para Rivera
El cónclave naranja se celebrará una semana después de que Albert Rivera y su equipo hayan sido refrendados en unas primarias con sistema de lista plancha y voto telemático donde ni siquiera está confirmado que vaya a haber algún rival para el indiscutido líder del partido. Como es obvio, encajar una enmienda a la totalidad de alguno de los tres documentos marco, el de estatutos, el de valores y el de estrategia política, sería un importante revés para la cúpula del partido.
Los aspectos más discutidos de esos textos, que se debaten estos días en las agrupaciones de Ciudadanos en toda España, son la definición ideológica; la posibilidad de entrar en gobiernos, que la cúpula quiere que sea a partir de las elecciones autonómicas y municipales de 2019 pero no antes y el endurecimiento de las faltas susceptibles de expulsión como militante, entre las que se encuentra la creación de corrientes internas críticas, algo que hasta fuentes muy próximas a Rivera admite que se podría "suavizar".
Además de la Ejecutiva, Ciudadanos saldrá del congreso con un nuevo Consejo General, elegido por listas abiertas, en el que habrá mayor ponderación territorial, pues hasta ahora estaba integrado mayoritariamente por militantes catalanes. Este órgano, similar al Comité Federal del PSOE, podría ser una importante plataforma para los críticos a la dirección de cara al futuro.