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La infanta Cristina: "Qué ganas tengo de que acabe esto para no volver a pisar este país"

Cristina de Borbón se sinceró ante sus compañeros de banquillo el último día del juicio del caso Nóos.

Infanta Cristina durante la segunda jornada del juicio del Caso Nóos. | EFE

Después de verla tranquila y sonriente en su entrada a los juzgados de Palma para declarar como imputada por supuesto fraude fiscal y blanqueo en el caso que investiga el presunto desvío de fondos públicos al Instituto Nóos a través de la adjudicación ilegal de contratos por valor de 6,2 millones de euros, la infanta Cristina se sinceró durante la última jornada del juicio y confesó a sus compañeros de banquillo: "Qué ganas tengo de que acabe esto para no volver a pisar este país".

Varios testigos presenciales han asegurado al periódico El Mundo que escucharon las palabras de la infanta de viva voz el día que el juicio quedó visto para sentencia. Y según apuntan estas fuentes, la Cristina de Borbón pretende cumplir a rajatabla ese deseo y aquel mismo día, tras despedirse de los presentes, se fue con la firme intención de no volver a pisar España.

Según la información de La Otra Crónica, la infanta Cristina está muy preocupada por su hijo mayor, Juan Valentín, especialmente por cómo ha digerido el proceso judicial y recuerda con amargura cómo durante su estancia en Barcelona tras el verano de 2012, su hijo pasó por un calvario con sus compañeros de clase porque le recordaban una y otra vez la situación de sus padres en el caso Nóos.

Cristina de Borbón sólo tiene palabras de agradecimiento para su madre y para su hermana Elena, mientras que ni siquiera menciona a su padre o a su hermano entre sus amistades. Según relata uno de sus contactos, la infanta no esconde lo dolida que se siente por el repudio familiar: "¿Sabéis lo duro que es tener que pedir permiso para coger un vaso de agua en la que ha sido mi casa toda la vida?", ha llegado a comentar.

Reitera que se siente "abandonada" por los suyos, que tanto ella como su marido están siendo víctimas de una "tremenda injusticia" y que son las "cabezas de turco" de una suerte de complot contra la monarquía. Fuentes de su entorno más próximo han asegurado a El Mundo, que tanto ella como su marido Iñaki Urdangarín, siguen repitiendo hasta la saciedad que no han hecho nada malo ni tienen por qué arrepentirse.

Cristina de Borbón mantiene que su marido se dedicó a prestar asesorías a empresas y a administraciones públicas a través del Instituto Nóos. "Iñaki hizo su trabajo", insiste. La Casa Real supervisó todos sus movimientos y los bendijo. Y ella no hizo "nada que no haga cualquier otro español", por irregular que fuera.

La Otra Crónica asegura que la infanta ha llegado a poner como ejemplo el falso contrato de autoalquiler de su palacete de Pedralbes en el que estampó su firma con el objetivo de simular el arrendamiento de su domicilio ante Hacienda para pagar menos impuestos y aunque reconoce que se trata de una práctica irregular, se disculpa justificando que se trata de una estrategia totalmente extendida entre la población española.

Por ese motivo, la infanta no se plantea renunciar a sus derechos dinásticos. Eso supondría admitir su culpabilidad y dar la razón a quienes han urdido el maquiavélico plan para derribarles. Por eso, asegura, aguantarán lo que venga sin dar un solo paso atrás y descarta cualquier tipo de ataque público contra la monarquía por el "respeto" que sienten por esta institución.

Con todo, asegura El Mundo, Cristina de Borbón es moderadamente optimista y cree que finalmente saldrá absuelta. Sin embargo, tiene asumido que Iñaki Urdangarin ingresará en prisión como la víctima de toda esta operación orquestada contra ellos.

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