Pascual ha escrito un artículo titulado Guía orientativa de Vistalegre II para no iniciados en el que, en tono pedagógico y destinado a podemitas poco constantes que no estuvieran al tanto de lo que ha pasado en Podemos en el último año y medio, denuncia que "el oficialismo" abandona los principios políticos fundacionales acercándose a las tesis de "los anticapi" y de los ex IU de mantener un control excepcional sobre la organización.
Pascual trata de responder a preguntas como "¿Por qué Pablo e Íñigo no defienden lo mismo? ¿Qué hacen los "anticapi" ahora con el oficialismo? ¿Qué papel juega IU en la interna de Podemos? ¿No era el pitufo gruñón?".
A su juicio, "en Podemos estamos de acuerdo en que nos toca cambiar carrocería, mecánica y hasta la carretera por la que vamos, y después, si acaso, ya vemos si mantenemos o cambiamos de conductor o por el contrario nos ha salido un tándem o un triciclo y la cosa no aplica". O sea, primero las ideas y el proyecto y luego, las personas.
Según Pascual, los oficialistas ya no quieren seguir por el camino que "apuntaba a huir de la cultura, lenguaje y banderas de la vieja izquierda para recoger la de la mayoría social nueva desvelada por las mareas y el 15M". Ahora quieren "la lógica de las trincheras y de la reconstrucción de una suerte de frente de izquierdas (textualmente "superar IU" dice Garzón) que a Podemos le tocaría liderar".
Pero en lo organizativo quiere mantenerse "la lógica de la maquinaria de guerra electoral, es decir: la lógica plebiscitaria o del"estado de excepción" organizativo, en el que se sacrifican derechos de los inscritos por mor de un modelo en el que se trata de tomar muchas decisiones en poco tiempo en una organización verticalizada". Aquello tuvo éxito y ahí está el grupo parlamentario de Podemos.
Pero la continuidad del estado de excepción organizativo "se traduce en un Vistalegre II plebiscitario en el que el debate sobre documentos, orientación política, código ético, modelo organizativo, equilibrio y contrapesos en la dirección, etc. se concretaría en una simple pregunta: sí o no al actual secretario general, una pregunta que convertiría en accesorio cualquier debate político conexo".
Pascual cree que tal modelo excepcional es legítimo, aunque pide aclarar si lo que pretende a corto plazo es imponer la presencia del viejo comunismo patrio, esto es, IU, en el seno de Podemos, algo a lo que se opone, por ejemplo, Pascual. En esta operación se quiere "eludir maquillaje sobre sus consecuencias en términos de democracia interna y continuidad de la suspensión de derechos y garantías de los inscritos".
El andaluz que fue secretario de Organización en los primeros tiempos de Podemos añade que "frente a este planteamiento algunos sostenemos la vigencia del proyecto político del Podemos original, que se referenciaba menos en el viejo eje izquierda-derecha y más en los de abajo, menos en los traumas y revanchas de la vieja izquierda y más en los anhelos de nuestra sociedad hoy".
Pascual defiende que la ruta y el destino de Podemos están bien elegidos,pero que no pueden las renuncias a la democracia interna que no sólo no son deseables con carácter general, sino que contradicen la construcción de un movimiento impulsado y ahormado sobre la capacidad popular, institucional y política acumulada.
Esto es, Pascual quiere "desconcentrar el poder plenamente, o lo que es lo mismo, que las decisiones y los recursos no dependan de la subordinación" a Pablo Iglesias y aboga por "la confederalidad plena, la independencia de la comisión de garantías, la autonomía de las áreas, la dotación automática de recursos a los municipios, etc".
Para Pascual, los "anticapi" de Teresa Rodríguez y otros quieren un centralismo democrático corregido confederalmente, pero se trata, añade, de "levantar el estado de excepción organizativo" y de no mantener los relojes parados.