El Mundo cuenta que "Santamaría propone al PSOE un pacto frente al desafío soberanista". Qué pesado está el PP con los pactos con el PSOE. Ilustra la información con la foto de tres chavalas de la CUP rompiendo una foto del Rey. Una monería más de los cuperos. Dice Carlos Cuesta que "nadie quiere mencionar el verbo negociar en el Gobierno. La palabra de moda es dialogar", que básicamente significa "tú renuncias al referéndum y yo te doy dinero". Un poco de pasta, basta. El problema, dice Cuesta, es que el precio del kilo de separatista está por las nubes. Piden "que el Estado se haga cargo de parte del coste de TV3; que se financie sin límite la necesidad –o no necesidad– de endeudamiento de Cataluña; inversiones en el Corredor Mediterráneo; todo un plan de infraestructuras para la red de cercanías regional; permiso para desarrollar una Justicia catalana autónoma de la del resto de españoles; la creación del Consejo de Justicia de Cataluña; rebajar prácticamente a cero la aportación al sistema de solidaridad nacional; el respeto al modelo de escuela catalana; la prevalencia del modelo lingüístico del Estatuo catalán sobre las exigencias constitucionales en todos los ámbitos; el reconocimiento de Cataluña como nación; el cese de las investigaciones judiciales a ayuntamientos por incumplir leyes; y, simplemente por mencionar una más, un referéndum separatista vinculante". Qué barbaridad, lo mismo sería mejor esperar a las rebajas de enero.
El País dice que "el Gobierno plantea que la jornada laboral acabe a las seis". Será la del gobierno. Dedica el editorial al "diálogo" con los separatistas. "Al fin, el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy ha prometido tomarse en serio la asignatura de Cataluña. La ha elevado a principal dilema político de la legislatura. Ha instruido a los ministros a practicar un cursillo de descompresión", dice. "Esa nueva etapa debería estar marcada por un diálogo sin barreras". ¡Adiós! Esto nos va a costar un dineral. "Debe ser realista y generoso". ¿Cuánto de generoso? Y las tontadas de los cuperos hay que tomárselo como "anécdotas colaterales a la categoría esencial: el diálogo, la negociación, el reencuentro". Va a ser una masacre.
A ABC también le ha llamado la atención que "el gobierno quiere que la jornada laboral acabe a las seis", pero no lo ve claro. Dice el editorial que eso es "una aspiración". Seguro que "la propuesta contará con la simpatía de la mayoría de los trabajadores, pero también con su escepticismo" porque "carece de realismo". La plantilla de ABC que se olvide, Bieito no está por la labor de cerrar el periódico a las seis. Da mucha cancha al dúo Pimpinela Errejón y Pablo. "Iglesias y Errejón convierten la división en Podemos en un duelo personal". Gistau bucea en las profundidades de la disputa. Cree que convertir a Errejón en el "único podemita homologable con las instituciones no lo ayuda precisamente a salir por su propio pie de Vistalegre", que le van a correr a gorrazos por ser el chico de la casta. Aunque apunta a otra posibilidad, que "esta exposición de Errejón como personaje amable para el régimen forme parte de una estrategia. Que lo conveniente sea anular las posibilidades que Errejón pudiera tener de convertir Podemos en un partido institucional, con espacio permanente en la izquierda de intramuros del sistema". Vamos, un partido normal al que pueda votar la gente normal. Eso haría mucha pupa al PSOE. Así que, según la teoría de Gistau se trataría de cargarse a Errejón, "ya luego se le buscará una solución personal", y se quede Pablo Iglesias como "jefecillo de gang alrededor del cual se agrupan todas las pandillas gamberras". "Podemos ya cumplió el papel de romper la izquierda. Ahora languidece entre legajos en la rutina parlamentaria, donde le saldrá musgo. Si la solución de Iglesias es reducirse a la mínima expresión de la radicalidad, ¿por qué impedírselo? Logrará que un partido que a punto estuvo de gobernar termine siendo asunto de los antidisturrbios". La estrategia es genial, oye. Sólo en ABC se comenta el espectáculo que dio ayer Cebrián. Lo hace Hughes. "Cebrián pisaba Atresmedia para promocionar sus memorias y exponerse a dos primeras figuras de la entrevista moderna: Évole y el sonriente Alsina (sonriente sin llegar a los irritantes niveles de la sextual Cristina Pardo)", atiza a la sustituta de Ferreras que confunde una entrevista con un tercer grado partida de la risa.
La Razón dice que "los cargos del PP pasarán el control de los militantes". Ja. Marhuenda está preocupadísimo por sus criaturitas Pablo e Íñigo. "El espectáculo no puede continuar", "su lucha es terrenal, visceral y explícita", "de seguir con estos pescozones dialécticos", cuando llegue Vistalegre "unos y otros estarán listos para la escisión. Al tiempo". Eso sería graciosísimo. Podemos y Nanopodemos. En otro editorial se rasga las vestiduras con la performance de la CUP rompiendo la foto de Felipe VI. No era la que sale con las niñas, tranquilos. "Un acto de desacato flagrante de las decisiones judiciales y una burla muy grave al ordenamiento jurídico español que no es posible tolerar so pena de poner en entredicho la autoridad de jueces y magistrados y el imperio de la ley en una parte del territorio español", "un delito in fraganti retransmitido en directo por las televisiones". Seguro que don Felipe no se lo ha tomado tan a pecho.
La Vanguardia no les hace el juego a las cupaires y les hurta la foto de portada. "La CUP desafía al Govern y pide la dimisión de Jané". "Un país no puede estar sujeto al capricho de una fuerza minoritaria ni a sus estrategias rupturistas", dice el editorial. Que estamos dialogando, leñe. Castigados sin foto.