¿Es Punset a Rivera lo que Errejón a Iglesias?
La eurodiputada es la voz discordante de más peso que ha tenido que enfrentar el líder de Ciudadanos, con congreso a principios de 2017.
Partiendo de la base de que, hoy por hoy, el liderazgo de Albert Rivera es el más indiscutido e indiscutible de la política española, como quedará de manifiesto en el congreso que le volverá a elegir presidente de Ciudadanos a principios de 2017, la actitud díscola mostrada en las últimas semanas por la eurodiputada Carolina Punset, antigua líder del partido centrista en la Comunidad Valenciana, supone una marejada inédita en las tranquilas aguas naranjas. En paralelo, un grupo de militantes y cargos públicos del partido, que alcanza el millar, ha presentado la plataforma TranC’sparencia por considerar que el aparato riverista adolece de un excesivo oscurantismo.
Cautelosos, dejan claro que no plantean ni remotamente la posibilidad de disputarle el liderazgo a Rivera en las primarias abiertas a todos los militantes que tendrán lugar la última semana de enero, antes de la IV Asamblea General del partido el 4 de febrero en Madrid. Pero sí que aspiran a lograr puestos en el nuevo Consejo General, elegido en listas abiertas, para ejercer de contrapeso a la Ejecutiva. El actual Consejo General, presidido por un ‘pata negra’ como Manuel Bofill, afiliado desde el inicio del partido en Cataluña hace una década, se ha quedado obsoleto, puesto que responde a la realidad de una formación circunscrita al ámbito catalán. A partir de febrero ganarán peso en él representantes de otras comunidades, singularmente de Madrid, la que tiene ahora mismo mayor peso en afiliados.
De los ilustrados a los 'dircom'
La misma cautela que este grupo de críticos ha mostrado hasta ahora Punset, quien evita postularse como alternativa a Rivera, algo muy similar a lo que viene haciendo Iñigo Errejón con respecto a Pablo Iglesias. Lo hace sabedora de que esa es un empresa destinada al fracaso, pero está reiterando críticas al modelo organizativo y político seguido por el partido. En una entrevista a El Mundo, afirmaba: "El discurso del partido está pensando por empresas y directores de comunicación para no perder votos". Además, acusaba a la dirección de haber "apartado a la clase ilustrada que fundó este partido".
Lo primero apunta directamente al secretario de comunicación, Fernando de Páramo, y a algunas empresas externas que se dedican a formar a los candidatos y lo segundo constata una realidad obvia: la distancia sideral entre el grupo fundador en el que destacaban Arcadi Espada, Albert Boadella y Francesc de Carreras con Rivera, quien ni siquiera ya hace esfuerzos por disimularla.
En medio de todo ello, la supuesta deriva de Ciudadanos hacia la complacencia con el nacionalismo que representaría el liderazgo de Inés Arrimadas, algo que ha sido objeto incluso de tensas discusiones en la Ejecutiva, para estupor de la propia líder catalana, quien considera viable armonizar el combate al nacionalismo que ella misma representó con éxito en septiembre de 2015, cuando logró el hito de convertirse en la líder de la oposición en el Parlament, con una apertura a los catalanistas moderados huérfanos por la deriva secesionista de la antigua Convergencia.
Baronías: ¿sí o no?
Otra de las críticas nucleares de Punset afecta al modelo de partido implantado por Rivera, que expresamente evita las baronías regionales, diferenciándose así radicalmente de PP, PSOE y Podemos. El líder centrista abomina, en público y en privado, de modelos como el del PSC, que obviamente conoce de cerca, o el de las confluencias de Podemos. Rivera, podría decirse, es federal cuando se trata de la administración de un país pero profundamente jacobino para el funcionamiento interno del partido. Punset, en cambio, pide que los afiliados pueden elegir a los representantes orgánicos a nivel territorial a imagen y semejanza de como se produce la elección del presidente nacional.
Preguntado esta semana por esta cuestión, el número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, cuyo papel saldrá sin duda fortalecido del congreso de febrero, echaba balones fuera: "Por suerte para nuestro partido, la forma en que se eligen los cargos intermedios no lo deciden ni Carolina Punset ni Albert Rivera, lo deciden los afiliados en el congreso que se va a celebrar próximamente". Tan cierto como que su postura, en tanto que mano derecha de Rivera, será de la defender el actual modelo, en el que la Ejecutiva nacional tiene la potestad de nombrar a los delegados territoriales así como al portavoz de cada comité autonómico.
Rivera, en definitiva, no tiene motivos de preocupación que debiliten su liderazgo a medio plazo, aunque la contestación a su gestión y su modelo de partido ha crecido exponencialmente en el último trimestre de 2016, el mismo año en que se ha producido la definitiva consolidación de Ciudadanos como una de las principales fuerzas políticas de España. Además, nunca alguien de tanto peso y tan mediático como Carolina Punset (entre otras cosas innegables por su mismo apellido) le había plantado cara. En 2017 Ciudadanos seguirá siendo como hasta ahora "el partido de Rivera" pero su liderazgo deberá tener en cuenta, como nunca antes, el peso de territorios como Madrid, Valencia o Andalucía y las voces discordantes que, como la de Punset, puedan ir surgiendo.
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