Quedan lejos los días en que Juan Marín, el líder de Ciudadanos en Andalucía, ponía en duda que se pudiera compatibilizar la presidencia de la Junta con la dirección del PSOE desde la secretaría general. Es más, llegó a decir que si Susana Díaz se iba a Madrid el pacto suscrito en Andalucía sería "papel mojado".
Pero, de nuevo, Marín se convierte en el más firme sostén de la lideresa andaluza, del que se beneficia personal y políticamente por el crecimiento de su influencia en Ciudadanos ahora y en futuro, y deja entrever la continuidad de una buena amistad entre ambos partidos.
El apoyo de Ciudadanos se ha concretado en dos frentes. Uno, no sumarse a la oposición andaluza de PP, Podemos e IU en su crítica a Susana Díaz por usar medios públicos, el dinero de los andaluces, para el despliegue de su campaña electoral interna en el PSOE. Y dos, expresar, ya públicamente, que no ve incompatible la simultaneidad de ejercicio de la presidencia de la Junta con la secretaría general del PSOE.
Siendo presidenta de la Junta, ¿quién paga los gastos derivados de su agenda? Es una pregunta que todos los partidos deberían responder si no quieren perseverar en la hipocresía. La cuestión es que la oposición andaluza afea a Susana Díaz que con dinero público asista a la presentación de un libro de su amigo Guillermo Fernández Vara en Madrid y se reúna con el PSC de Miquel Iceta. El próximo día 30 irá a Bruselas y así sucesivamente, más o menos como siempre.
Pero la oposición andaluza, a excepción de Ciudadanos, cree haber encontrado un nuevo filón político y se ha apresurado a denunciar el mal uso del dinero público andaluz en la campaña partidista de la presidenta.
El mensaje, desde PP a Podemos, es el mismo: Susana Díaz está utilizando los recursos de que dispone como presidenta de la Junta de Andalucía para una campaña electoral y de imagen partidista que le permita acceder al poder nacional en el PSOE. Pero, como es obvio, distinguir entre ambos planos de la acción política no es fácil en el caso de cualquier diputado, senador, alcalde o concejal.
Sin incompatibilidades
Se cuenta en el grupo Joly que ya es oficial lo que se barruntaba. Ciudadanos no considera que el cargo de presidenta de la Junta sea incompatible con el de secretaria general del PSOE. Esto "entra dentro del ámbito personal" y Ciudadanos "lo va a respetar". Palabra de Juan Marín.
A nadie le puede caber duda de que, si Ciudadanos adoptase otra posición, haría mucho más difícil la asunción a Ferraz de la lideresa de Triana. Naturalmente, si hubiera querido, hubiera forzado incluso la ruptura del pacto de gobierno, conminando a Díaz a elegir entre ambas opciones, con importante coste político. Pero no es el caso.
Facilitando la compatibilidad entre ambos cargos, uno institucional y otro partidista, deja el camino alfombrado para que las diferentes federaciones y agrupaciones socialistas permitan sin mala conciencia el nuevo liderazgo.
Legal y políticamente no hay duda de que es posible. Ni los estatutos del PSOE lo prohíben ni la oposición tiene argumentos sólidos en contra de una doble función que todos han practicado de una u otra manera. Otra cosa es que sea posible en la práctica superar los 540 kilómetros que separan Sevilla de Madrid para el ejercicio material de ambos cargos. Y, claro, de la familia y la vida privada, ni hablamos.
Menos mal que de producirse la confluencia en Susana Díaz de ambos cargos, sólo podría ser temporal ya que la secretaria general del PSOE sería –así ha sido hasta ahora–, la candidata a la presidencia del gobierno de España por su partido. Tal candidatura conllevaría la dimisión de la presidencia de la Junta de Andalucía en el momento en que se convocasen elecciones generales que, como todo el mundo sabe, es algo que puede ocurrir en poco tiempo.