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Gobierno y víctimas condecoran a la juez Le Vert, el azote de ETA en Francia

La "incansable heroína frente a ETA" pide en Madrid que no se pierda la batalla del relato y que continúe la cooperación España-Francia.

La juez Le Vert condecorada por Zoido y Catalá. | EFE

Más de 200 terroristas de ETA encarcelados, varias cúpulas desarticuladas e importantes atentados de ETA en suelo español abortados, lo que supone un indeterminable número de vidas españolas salvadas. Así se pueden resumir los 30 años de la magistrada Laurence Le Vert al frente de la sección antiterrorista del juzgado de instrucción del Tribunal de Gran Instancia (TGI) de París, el equivalente francés a la Audiencia Nacional española.

Mujer metódica, fría, poco expresiva y de aspecto desaliñado, el terrible daño causado a ETA hizo que los terroristas estudiasen la posibilidad de asesinarla. La siguieron varias veces en los trayectos que realizaba del juzgado a su casa y viceversa, según documentación incautada al exnúmero uno de ETA, Ibon Fernández de Iradi Susper, pero finalmente no cometieron el atentado. Agentes españoles recuerdan que cuando le dieron la noticia ni siquiera se inmutó.

Pero Le Vert sí tuvo un día en el que dejó mostrar sus sentimientos. ETA acababa de asesinar en la localidad francesa de Capbretón a los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero. Los padres de ambos agentes se desplazaron hasta Bayona y fueron recibidos por la magistrada francesa. En ese encuentro, la mujer de hielo lloró delante de todos los presentes y se comprometió a descubrir y detener a los asesinos de los dos guardias civiles. Y cumplió con su promesa.

Durante sus treinta años de lucha contra ETA no permitió que nadie la condecorase por su labor. Creía que recibir cualquier tipo de reconocimiento por parte de las autoridades españolas suponía que se pudiese poner en duda su imparcialidad. Rechazo todo tipo de medallas. Hasta este martes, cuando ya jubilada desde este verano, ha permitido que la sociedad española le rinda en Madrid el homenaje que se merece.

El primer acto ha tenido lugar en el Palacio de Villamejor, que forma parte del Ministerio de Hacienda y Función Pública, a escasos diez metros del Ministerio del Interior. Allí estuvieron presentes los ministros de Interior y Justicia, Juan Antonio Zoido y Rafael Catalá, respectivamente. También la nueva cúpula del Ministerio del Interior y altos mandos de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Y allí ha recibido la Medalla de Plata al Mérito Policial y la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil.

El segundo acto de homenaje ha tenido lugar en la Casa América. La Fundación Víctimas del Terrorismo le ha entregado el premio Adolfo Suárez a los Derechos Humanos. Y en ese escenario ha recibido un caluroso aplauso con todo el auditorio puesto en pie. La pequeña estatuilla del premio se la han entregado la presidenta de la Fundación, María del Mar Blanco, y otra vez el ministro del Interior.

La "incansable heroína frente a ETA", según la ha calificado Zoido, quiso dejar dos mensajes muy claros. El primero, que la cooperación entre España y Francia en materia de lucha contra el terrorismo debe continuar, en un momento en el que el terrorismo yihadismo en una amenaza común. La segunda, que no se puede perder la batalla del relato, que las futuras generaciones deben conocer la verdad de lo que ha pasado estos años.

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