Acudió en septiembre de 2015 a la cárcel alicantina de Fontcalent en lo que aparentemente era una visita normal a un interno. Aunque el Centro Penitenciario descubrió que nada más lejos. La mujer, inmediatamente detenida, portaba siete bellotas de cannabis, de 67 gramos de peso, y cerca de 16 gramos de cocaína. Lo más sorprendente es que introdujo todo ese arsenal de droga en su vagina para esquivar los controles de los accesos.
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a tres años de prisión con multa de 2.500 euros a la arrestada. Se le atribuye un delito contra la salud pública. La Sala ha desoído la petición de su abogado para que se apreciara la atenuante de drogadicción, puesto que "la acusada se inició en el consumo diario de drogas posteriormente a los hechos". De esta forma, no considera acreditado "que padeciera en el momento de ejecutar la acción delictiva una adicción a la cocaína u otras sustancias", ni que actuara "con su capacidad de motivación penal disminuida por la dependencia al consumo, ni que el consumo de drogas constituyó un factor de etiología criminal relevante y vinculado a los hechos".