La crisis y el desgobierno en Libia causada por el derrocamiento del dictador Muamar el Gadafi provocó que el país terminase convirtiéndose en un Estado fallido, en el que tres gobiernos, centenares de milicias armadas con diferentes objetivos y grupos yihadistas como Estado Islámico o Ansar al Sharia luchan por tomar el control del país o de algunas partes del mismo.
En este escenario, las mafias del tráfico de personas han logrado asentarse por casi todo el territorio y, especialmente, en las zonas de costa, donde están ganando cantidades ingentes de dinero cobrando a algunos refugiados y a miles de inmigrantes por lanzarlos al mar camino de Europa en grandes balsas neumáticas que no están preparadas para realizar con éxito la travesía.
La Unión Europea aprobó en mayo de 2015 el desarrollo de una misión cuyo objetivo era interrumpir el modelo de negocio de estas mafias mediante la identificación, captura y eliminación de las embarcaciones y medios utilizados por los traficantes. Obviamente, su cercanía a las costas libias hace que tengan que salvar y rescatar a miles de inmigrantes cada día.
Hasta veinticinco países europeos están contribuyendo a operación, ya sea con fondos económicos o aportando fuerzas. La misión cuenta ahora con un portaaviones italiano (buque de mando), un buque auxiliar alemán, una fragata alemana, un buque hidrográfico del Reino Unido, un buque auxiliar francés, una fragata española, un buque de desembarco holandés y otro italiano, además de tres aviones de vigilancia marítima (de Luxemburgo, Francia y España).
Los resultados hasta ahora son positivos: se ha puesto a disposición de las autoridades italianas un total de 101 personas sospechosas de tráfico de seres humanos, se han neutralizado 344 embarcaciones para que las mafias no sigan utilizándolas y se ha rescatado a 29.576 inmigrantes (cifras de ayer viernes), de los que las embarcaciones españolas han recogido a 7.221 (el 24 por ciento del global).
De manera paralela, se comenzó el pasado 24 de octubre un programa de formación de la Guardia Costera libia, que se está llevando a cabo a bordo del buque italiano de mando (ITS Garibaldi) y de otro holandés (HNLMS Rotterdam), ambos en el Mar Mediterráneo. A partir del próximo 5 de diciembre está previsto que comience también el adiestramiento en tierra.
La aportación española es doble. Por un lado, se encuentra desplegada una fragata, actualmente la F85 Navarra, que se integró en la misión el pasado 24 de septiembre en sustitución de la F84 Reina Sofía. Realiza patrullas continuadas de 13 días de duración en la costa occidental de Libia, a poniente de Trípoli, entre los puertos de Sabratah y Zuwarah, en un área próxima a la frontera de Túnez.
Por otro lado, se encuentra el Destacamento Grappa, compuesto por 38 militares del Ejército del Aire. Son 12 oficiales (2 de ellos mujeres), 17 suboficiales y 9 de tropa. El avión que presta servicio es un CN-235 (denominación D-4 VIGMA) en versión de vigilancia marítima, que realiza hasta cien horas de misión mensual.