El Mundo vuelve a abrir con las negociaciones de los presupuestos. "Los barones del PSOE exigen más gasto para pactar con el PP". El editorial es un análisis sobre las maneras de combatir el auge del populismo. Curiosamente hace un repaso de los populismos que nos atacan. "La victoria de Trump", "el triunfo del Brexit", "los populistas del Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo", "la ultraderecha austriaca", "la formación xenófoba de Wilders", el peligro de Marine Le Pen , incluso el avance de los partidos neonazis en Alemania o el británico Farage. No se ha dejado a nadie excepto a Pablo Iglesias y Podemos, a los que no menciona en todo el artículo. Carlos Cuesta se encarga de hacerle la enmienda al editorial. "Los populismos –en EEUU, Alemania, Francia, Austria, Grecia o España– viven de señalar enemigos siempre ajenos y de prometer un cielo público de financiero desconocido. Pero quizá una parte del problema resida no solo en su capacidad para engañar, sino también en la incapacidad de quienes deben romper el engaño". Y en la cobardía de algunos editorialistas a la hora de señalarlos.
El País alerta: "Europa proyecta una defensa propia ante el riesgo de Trump". ¿Vamos a declarar la guerra a EEUU? Si dependiera de Cebrián mañana mismo. "Europa amenazada", dice el editorial. Dice que el vicepresidente del BCE entró ayer en "pánico" porque Trump "parece dispuesto a cambiar las reglas de la economía global" y exige "respuestas" ya. "La guerra global que se deduce de la trumpconomics no es una broma cuya respuesta pueda demorarse (...) Es cuestión de supervivencia de la UE". Si eso les lanzamos unos misiles. Ah, no, que no tenemos, que los que tienen misiles son ellos. Mientras, en casa, Prisa va tomando posiciones en la batalla que se avecina en el PP. "Imputada la antigua cúpula del PP de Toledo por el caso de la supuesta mordida de 200.000 euros que los populares recibieron para financiar la campaña de María Dolores de Cospedal". Toma torpedo sorayano.
ABC dice que "Obama intenta calmar a los aliados y asegura que Trump será leal a la OTAN". El tema Trump tiene embebidos a los columnistas. David Gistau dice que "En España ya ha surgido un líder catalizador de la derecha demagoga, aunque no se le pueda votar: es Trump". Dice que hasta ahora estaban por ahí en la clandestinidad, sin atreverse a hablar por si les tachaban de fachas. Pero el presidente norteamericano "ha liberado a los demagogos de derecha españoles de la asociación con el fascismo, que los tenía acorralados (…) A quién puede extrañar que nuestros odiadores ocultos, anacrónicos, africanistas hayan encontrado también la coartada alrededor de la cual proclamar por fin que existen". Mientras, Hermann Tertsch disfruta con "el pánico" que ha desatado Trump en Europa. "Ha ganado Trump, al que ya habían insultado antes de las elecciones para ganarse el aplauso de los coros de la corrección política de Europa". "Pánico a la verdad. Porque la primera verdad puede ser el colapso de la UE (...) El pánico cunde entre quienes se saben incapaces de hacer las reformas para el nuevo proyecto que necesariamente habrá de ser distinto. Pero no peor, ni menos libre. Sino basado en la racionalidad, la liberad y la verdad esos tres pilares que el viejo proyecto, ahíto de ideología e intereses creados, ha olvidado". Si no fuera porque a Hermann nunca le ha importado que le llamen facha pensaría que es uno de esos opinadores a los que se refiere Gistau.
La Razón rebate que vaya a haber elecciones. "Rajoy da por hecho que habrá presupuestos con C's y PNV". Marhuenda aconseja a Rajoy una "renovación ideológica del PP y de su funcionamiento" porque "España está viviendo un cambio generacional" y parecen unos carcas. Haz caso a Marhuenda, Mariano, vive en La Sexta, así que sabe de lo que habla. Y tiene buenas noticias para el PSOE. "Pablo Iglesias ultima su asalto al poder. Va a hacerse con todo el poder en su partido". Están de suerte los socialistas, con este zumbado radical al mando, Podemos está cada día más lejos de hacerles sombra.
En La Vanguardia, Pilar Rahola está deprimida. Se da cuenta ahora de que los separatistas no hacen más que chorradas, y ve "una deriva hacia un heroísmo de fin de semana, más próximo a la estética vacía que a la inteligencia política. Más cerca de la pancarta, la provocación y la reacción, y menos de la política de altura". Y que todos los numeritos que montan lo único que persiguen son "medallitas de latón para mostrar a los nietos. ¿Pero toda esta épica de bolsillo servirá para enfrentarse a la poderosa maquinaria de un Estado que sólo podemos vencer con la política más eficaz?". La pobre, lo mismo pensaba que Mas iba en serio.