La maquinaria para la celebración del congreso nacional del PP ya está en marcha. Y también los movimientos internos. El lunes, en una Junta Directiva Nacional, Mariano Rajoy podrá fecha al cónclave -se celebrará en febrero en Madrid- e informará sobre el comité organizador, las ponencias que se van a debatir y el número de compromisarios convocados. No se espera discusión interna de ningún tipo, pese a que habrá que esperar para una mayor democracia interna. Por supuesto, Rajoy será candidato y no prevé tener que enfrentarse a rivales.
No será, en todo caso, un congreso sin complicaciones. Nunca lo son. La gran pregunta que se hacen dentro del PP es si María Dolores de Cospedal continuará al frente de la secretaría general. "Ésa es para el jefe", no se cansan de repetir desde la dirección nacional. La protagonista dijo en una reciente charla informal que su intención es resistir -"No os vais a librar de mí", dijo entre risas a los periodistas- y algunas fuentes insisten en que todo está ya pactado con Rajoy. "Si él sigue, ella también", zanjaron una vez se confirmó su entrada en el Ejecutivo como ministra de Defensa.
Precisamente, Cospedal ha seguido ejerciendo como como secretaria general en los últimos días, con el congreso nacional como asunto prioritario. Telefónicamente y en persona, ha mantenido contactos con líderes de la formación. "Quería saber cómo veía la situación preparar el congreso", según uno de los dirigentes que conversó con ella. "Está palpando el ambiente" en el partido, reconocieron en la cúpula, de cara a las batallas internas que están por llegar.
En Génova dan por descontado que Cospedal quiere continuar, pero no todos dan por hecho que tenga atada su continuidad. De hecho, determinados ministros y altos cargos del PP abogan claramente en privado por que dé un paso atrás en el partido. "Habrá que ver si -la secretaría general y el ministerio- son compatibles", según Rafael Catalá, que a renglón avisó de que "seguramente" habrá más candidatos para el puesto de Génova. Oficialmente, eso sí, Fernando Martínez-Maíllo enfatizó que la decisión la tomará Rajoy y será acatada sin rechistar.
Si Cospedal finalmente mantiene la dualidad de cargos, fuentes del partido volvieron a sacar a colación la posibilidad de nombrar un coordinador general. Extremo, recuerdan, que ya usó José María Aznar con Francisco Álvarez Cascos –vicepresidente y secretario general- delegando en Ángel Acebes. Y, de nuevo, sale a relucir el nombre de Alfonso Alonso, quien "perfectamente" puede compatibilizar la presidencia del PP vasco con un cargo en la cúpula nacional.
El futuro de Arenas
No solo está en entredicho la continuidad de Cospedal. En el PP también hay un sector importante que pone en duda el papel del histórico Javier Arenas, actual vicesecretario general de política autonómica y local y número dos del grupo popular en el Senado. Y lo que es más importante: amigo personal de Rajoy, a quien acompañó por ejemplo en la última campaña de las gallegas. Contra él, dirigentes próximos a la secretaria general, con la que lleva años muy distanciado. Los nuevos vicesecretarios reconocen que Arenas tiene "agenda propia" y va "por su cuenta", pero añaden que "se le escucha con atención". "Si deja la dirección nacional, continuaría en el Senado", deslizan.
En paralelo a estos movimientos, Maillo se está encargando de preparar el primer boceto del congreso, que será dado a conocer en la Junta Directiva del lunes. De hecho, ha aparcado otros asuntos para centrarse en ese cometido, tal y como le reclamó Rajoy. Cabe recordar el vicesecretario de Organización está en buena parte de las quinielas para dar el salto, llegado el caso, a secretario general y mantiene una interlocución fluida con el presidente.