El exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, será el nuevo ministro del Interior, un departamento necesitado de recursos económicos y con una parte de la cúpula de la Policía Nacional enfrentada entre sí en los tribunales. Sustituye de este modo a Jorge Fernández Díaz que ha protagonizado importantes polémicas y meteduras de pata durante los cinco años que ha estado al frente del ministerio.
Zoido llegó a la política no hace muchos años, procedente de la judicatura. Había sido juez decano de Sevilla cuando lo sedujo el entonces joven Javier Arenas, que se lo ofreció en bandeja como director general a Margarita Mariscal de Gante, ministra de Justicia de José María Aznar. En su biografía hay dolores terribles, la muerte de un hijo, de los que escapó probablemente gracias a la política y a otro vástago tardío.
Alfonso Guerra lo calumnió indebidamente con destino a Mercedes Alaya, pero no tenía ni idea, como le ha pasado muchas veces. Zoido, amigo personal de Javier Arenas, creyó él, porque creía que ese tipo de políticos tienen amigos, hizo lo que pudo para sobrevivir en la candidatura a la alcaldía de Sevilla, tras,no se olvide, desempeñar el cargo de Delegado del Gobierno en Castilla la Mancha, su destino definitivo para intimar con la hasta ahora secretaria general del PP.
Conoció a María Dolores Cospedal, la Cospe, porque coincidió mucho con ella cuando era asesora de Arenas en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. La Cospe, como le llamaban, tras su divorcio, se fue a Washington y luego retomó su relación amistosa y política con Zoido que, a la postre, fue la definitiva. Pocos saben lo que pasó entre la Cospe y Arenas pero tuvo que ser gordo porque nada fue igual a aquellos primeros tiempos de Nuevos Ministerios.
La aventura de Sevilla, donde logró al final la Alcaldía, fue directamente apoyada por Cospedal mientras él se enemistaba crecientemente con Javier Arenas. En aquella absurda batalla interna que dio paso a Juanma Moreno por encima de José Luis Sanz, Cospedal vio cómo Rajoy humillaba a Zoido y a Sanz colocando a un paracaidista de Soraya Saénz de Santamaría y Jorge Moragas, con un gran disgusto personal y político. La desautorizació de Zoido, que era presidente del PP andaluz por orden de Arenas, fue sonada.
Aquella deuda es la que paga hoy Mariano Rajoy nombrándolo ministro del Interior, a la vez que a Cospedal la sitúa como ministra de Defensa dejando claro que el flujo de información relevante y poderosa ya no se centrará sólo en la hasta ahora vicepresidenta manda todo. Buen conocedor de la Justicia y sus relaciones con la Policía y, sobre todo, con la Guardia Civil, será el poli bueno de Rajoy vía su amiga, la capitana general Cospedal.