Dos adjetivos definen a la perfección la duodécima sesión del juicio por la Época Primera del caso Gürtel: soporífera e innecesaria. Aburrida porque en sus alrededor de tres horas de extensión, solo se han escuchado preguntas sin respuesta formuladas al aire. Y evitable porque el Tribunal no accedió a celebrar este trámite la tarde del pasado viernes. Ha obligado a las partes que componen esta vista oral a desplazarse hasta la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares en la previa de un día festivo y cuando las jornadas no se retoman hasta el lunes de la semana que viene.
Todo por un trámite jurídico sin consecuencia efectiva alguna y que con frecuencia retrasa injustificadamente los juicios. Ocurre cuando un acusado anuncia su intención de responder solo a las preguntas de su abogado. El Ministerio Público, el resto de las acusaciones y los abogados de otros miembros del banquillo han consignado su cuestionario en voz alta en vez de entregar el documento por escrito y agilizar la celebración de la vista oral. La Fiscalía ha consumido una hora y media, como la suma del resto.
Estaba programado el interrogatorio a José Luis Izquierdo. Se enfrenta a 45 años de cárcel como supuesto contable de las empresas de Francisco Correa. Según la Fiscalía, anotaba los pagos en dinero negro a políticos e intermediarios en los contratos amañados que se adjudicaban. De su puño y letra habrían nacido los apuntes con las iniciales de cargos públicos agasajados con comisiones, la fecha de entrega y el concepto. Se encontró en una memoria externa bautizada por Correa como el puto pendrive -por constituir una de las pruebas clave del procedimiento- que contaba con el visto bueno del líder ya confeso y su presunto número dos Pablo Crespo.
Aunque el Ministerio Público concluye que gestionó la denominada Caja B del grupo Correa con fondos opacos a Hacienda, los principales acusados han exculpado a Izquierdo. Crespo manifestó que actuaba como un mero mandado puesto que no tenía ni idea de contabilidad, "ni siquiera el bachillerato". También le alejaron del escenario corrupto el propio Correa y su hombre puente en Valencia, Álvaro Pérez alias El Bigotes.
Depresión y demencia
Los abogados de José Luis Izquierdo plantearon en la génesis del juicio que su patrocinado no podía asistir al Plenario porque se lo impedían dos enfermedades. Explicó que el más mínimo contratiempo le producía un estrés insoportable con la correspondiente indefensión. Sorprende que semanas después el Tribunal presidido por Ángel Hurtado haya autorizado la práctica de una pericial médica para determinar la capacidad de el acusado para ocupar su lugar en el banquillo hasta que termine la vista.
Su defensa ha formulado protesta porque, incluso cuando Izquierdo había asegurado que no contestaría preguntas, ha estado tres horas escuchando cuestiones desde su silla. Solo en los últimos tres minutos ha pronunciado las únicas dos respuestas con su rúbrica, acompañadas de una reflexión.
En referencia a las constantes alusiones a las declaraciones que prestó en dependencias judiciales, Izquierdo ha mantenido que no se ratifica "en ninguna de las anteriores, ni en sede judicial ni en la Policía", porque las prestó "bajo presión y coaccionado". Sobre el motivo por el que no contesta preguntas, "obedece a mi estado de salud y mi estado mental. Padezco una grave depresión y principio de demencia senil que me lo impide y tengo problemas de concentración y de memoria. Mi defensa me recomienda que no conteste y pido perdón".
El último minuto de la duodécima sesión ha dejado el momento más interesante. Da la casualidad que la abogada de Izquierdo de Margarita Crespo, hija del supuesto número dos de la trama Gürtel, Pablo Crespo. Aunque ella no ha preguntado en este sentido, ha escuchado como su cliente involucraba de alguna manera a su padre con su reflexión final: "Deseo dejar constancia de que nunca he pagado dinero a ningún político y siempre he seguido las ordenes del señor Correa y el señor Crespo".