Después de que acabaran todos los discursos, el portavoz socialista, Antonio Hernando, pidió la palabra para contestar, por alusiones, al insultante discurso de Gabriel Rufián, dedicado a atacar al PSOE por la abstención. Con indignación, Hernando pidió una rectificación y respeto para un partido "que ha vertido sangre, sudor y lágrimas" para que él y el resto se puedan sentar en el Congreso.
Sus palabras levantaron los aplausos, en pie, de los diputados socialistas y se sumaron a la ovación los diputados del PP y de Ciudadanos. Los de Podemos, entre otros, se quedaron sentados. Tras el gesto, llegó la bronca: diputados de Podemos, de Ciudadanos y del PP se lanzaron reproches cruzados y Ana Pastor tuvo que llamar al orden con insistencia.
Finalmente se dirigió al aludido, Rufián, para preguntarle si rectificaba: el republicano espetó: "A mí me daría vergüenza".