El Mundo titula: "Bob Dylan, un Nobel para la literatura con música". Dice el editorial que el premio "ha sorprendido al mundo de las letras" y a la peña en general. Y es que es una decisión "muy poco ortodoxa", yo diría algo extravagante, porque si bien es verdad que "la calidad que atesoran las letras de sus canciones es notable", en fin, "hay muchos escritores que presentan más méritos que Dylan para lograr el Nobel de Literatura". Tentándose la ropa, dice que "aunque sería exagerado afirmar que el Nobel de Literatura de este año desprestigia a la institución, como ya han pontificado los más críticos, es cierto que la decisión de la Academia no nos parece la más acertada". Federico Jiménez Losantos pertenece a ese grupo de pontificantes más críticos. De hecho el Nobel le parece "una mamarrachada aunque el agraciado sea un ilustre cantante". "No habían pasado diez minutos de la noticia de la lotería de Estocolmo y la Red con mayúscula aullaba y gemía de satisfacción, mientras la redes con minúscula se incendiaban, que es lo que hacen cada diez minutos aunque sin quemarse nunca, lástima". Conozco a más de uno al que esto le va a escocer, Federico, y no andan lejos. "Yo creo que la razón de tanto alborozo es que, por fin, premiaban a alguien del que todos sabían algo. Aleluya". Jua, jua, qué malo, pero qué malo.
El País es de los más alborozados. "El Nobel premia la expresión poética de Bob Dylan". Aunque no lo considera cosa como para editorializar, que es un espacio para cosas serias. En la sección de Cultura, opina el inefable provocador Carlos Boyero, que dice que "el Nobel gana prestigio". "Ha escrito cuatro de las canciones de amor más hermosas". Anda, pues como El Dúo Dinámico o Camilo Sesto. "Dylan es clase, hipnotismo, arte". Sí, a mí también me gusta, pero podían haber puesto un Nobel para la música. Joaquín Sabina está como unas castañuelas, lo mismo es el próximo. "El premio Nobel a Bob Dylan es una noticia feliz (…) Desde ayer, nuestro mundo ha quedado elevado a la categoría de alta cultura, y eso está bien", toma, claro, como que es el suyo. Sabina se pregunta si "un músico en español podrá ganar el Cervantes", visto lo visto. La "respuesta es sí. Y tengo un candidato: Joan Manuel Serrat, que es el maestro de todos nosotros". Venga, Sabina, esa falsa modestia no te pega nada. Sabes que el primer candidato eres tú.
De hecho Bieito Rubido ya le postula en ABC. "Algún día los jóvenes españoles estudiarán las letras de las canciones de Joaquín Sabina", es más, "no me atrevo a afirmar que la Academia Sueca termine dándole el Nobel de Literatura como a Bob Dylan". El problema es que no canta en inglés y los suecos no le van a entender. También opina Andrés Calamaro. "Habiendo premiado a un rockero por las letras de sus canciones, y puestos a pedir, espero que premien a un torero por la música callada del torero bueno". Claro, ¿y por qué no al toro? Hermann Tertsch se echa las manos a la cabeza. Mira que "es difícil enfadarse porque le den el Nobel de Literatura a Bob Dylan, pero es más difícil aun querer argumentar que es el literato vivo que más merece un galardón mundial". Otro gracioso, dice que a Dylan le han dado el premio porque es alguien "cuyo nombre y cuyas obras no tenga que buscarse en Wikipedia", como acostumbra la Academia. "El Nobel a Dylan es casi tan ofensivo, como el Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos". Ignacio Camacho no lo ve tan dramático. "Sí, es chocante. Pero no hay que entenderlo como un reconocimiento de su calidad literaria –que la tiene, y mucha– sino de su gigantesca influencia en la cultura popular del siglo XX". Y los Rolling Stones. "Lo que ha abierto la polémica intelectual –agitada en las redes por tropeles de iletrados arrogantes– es la vía populista que inicia el premio", en consonancia con los tiempos. Dylan, dice, es "un genio prolífico y torrencial cuyos registros alcanzan de la protesta a la mística, del desgarro a la burla, de la austeridad a la sofisticación, de la depresión al optimismo". Que sus "versos, frases y metáforas de sus baladas se han incorporado al lenguaje y al imaginario sentimental del mundo contemporáneo". Ah, pues no lo había pensado. Luis Ventoso también está en las nubes de felicidad. Porque "¿cómo no honrar a un tipo que para enamorar a su mujer le escribió una canción de doce minutos de versos alucinados, donde la habla de 'tu boca de mercurio en los tiempos misionarios, tus ojos como humo y tus oraciones como rimas'?". Caramba, siempre quejándonos los españoles de que hay que ver lo zoquetes que somos con el inglés y resulta que aquí todo Dios domina a la perfección la lengua Shakespeare.
La Razón no lo tiene tan claro. "Dylan "¿Nobel de Literatura?", se pregunta. Dice el editorial que "está fuera de toda discusión la enorme y trascendente carrera del artista estadounidense" y que tiene mucho mérito y eso. "La discusión, por tanto no reside en sus abrumadores méritos como artista, sino en qué entiende a partir de este momento la Academia por literatura y si esa nueva interpretación obligará a no alterar la convención histórica y cultural. Obviamente, los padrinos del Nobel son muy libres de establecer novedosos criterios que pueden alcanzar a, efectivamente, cantantes, periodistas, locutores y, por qué no, ilustradores, viñetistas, tuiteros y hasta grafiteros", se burla. Qué tiquismiquis se ponen algunos. ¿Pero no mandamos nosotros a Eurovisión a Chikilikuatre? A lo mejor era por lo internacional de su letra. "Perrea, perrea. El chiki chiki mola mogollón. Lo bailan en la China y también en Alcorcón". Yo para el próximo premio de alcance propongo a Los del Río con Macarena, ooooe, otro clásico universal.