El Mundo se centra en la "desobediencia en Badalona", donde un cupero hizo el numerito del día rompiendo ante las cámaras el auto de un juez. Un ejemplo para Correa, Bárcenas y compañía. Dice el editorial que es lógico que "partidos cuyas aspiraciones son la ruptura de España" hagan el tonto año tras año, pero no comprende que Podemos "se sume al mismo despropósito de cargar contra la Fiesta Nacional". No sé cómo alguien se extraña todavía de las extravagancias de Podemos. Le parece "especialmente grave" lo de Badalona y espera que este "flagrante delito de desobediencia a la autoridad judicial no quede impune". Y si queda, hala, todos a romper multas y autos judiciales, despiporre total. Arcadi Espada llena de elogios a Javier Fernández. "Al fin, un moderno en el PSOE", que se resume "en su antagonismo a los modos de la tribu". Dice que "la liquidación" de Sánchez "fue obra de sí mismo y decisión de un partido político democrático". Lucía, toma nota. Y le pide peras al olmo. "El PSOE de Fernández tendría una buena ocasión de reconstruir el socialismo en Cataluña y tal vez Cataluña, si no fuera mucho pedir". Hombre Arcadi, te pones a pedir y es que no paras. Fernández parece un buen hombre, pero tampoco hace milagros. Teodoro León Gross se fija en Iglesias, que se las apañó para ser "protagonista ausente" de 12-O con "un maná de gestos sobreactuados". Menudo día que nos dio. "El 12-O ha proporcionado a Iglesias una plataforma para lanzar su estrategia como líder de la oposición, imponiendo el miedo frente al errejonismo pragmático. La hoja de ruta pasa por un discurso más transgresor y la Fiesta Nacional le proporcionaba un buen escenario para el postureo. Al final Pablo sí que acojona, pero no tanto por ser un peligroso antisistema como por ser irreparablemente cursi". Sí, hay que ver las tonterías que pueden decir en un tuit.
El País siempre le ha tenido tirria a la Fiesta Nacional y hoy el periódico tiene un cierto tufillo podemita. En portada, foto de Rajoy hablando con Fernández. "Rajoy ante su investidura: 'Lo mejor que puedo hacer es estar callado'". Dice el editorial que "las efemérides, como los sentimientos, no pueden ser impuestos por decreto, como pretenden algunos delegados del Gobierno y jueces, o como hizo durante todo el día de ayer la televisión pública". Haber puesto La Sexta, Cebrián, ayer no trabajó ni Ferreras. "La imposición es antidemocrática, ineficaz, pues suele lograr el efecto contrario, y además muestra debilidad e inseguridad", dice justificando que un desquiciado rompiera el auto de un juez. "Observando la trayectoria que sigue la Fiesta Nacional, contestada por unos pocos, defendida ardientemente por otros pocos e ignorada ampliamente por la mayoría, cabe preguntarse si no sería necesario revisar esa concepción y sustituirla por una menos grandilocuente". Anda, mira, como Monedero. Ya encontrarían los tocanarices de siempre algún motivo para montarla.
ABC le da el protagonismo fotográfico a la familia real, como Dios manda. "Fiesta Nacional en busca de Gobierno". Dice el editorial que los "desaires, ofensas y salidas de tono que, en todo caso ya sea por ignorancia o por puro y simple sectarismo ideológico, no pueden emborronar ni desvirtuar el hondo sentimiento de unidad y orgullo que supone pertenecer a una nación secular, cuyos logros valores y profundos lazos compartidos a lo largo del tiempo son motivo de evocación y reconocimiento". Vamos, nada qué ver con El País. Jesús Lillo dice que ayer Pablito estaba en su salsa. "Volvió por sus fueros con un mensaje visceral y sobrado de demagogia" en el que "mezcló churras y merinas". ¿Visceral? Eso estaba estudiado, grabado, revisado y ensayado desde hacía semanas. "La patria de Pablo Iglesias es el rencor. También su negocio". Mas bien su negocio, diría yo. Y Mayte Alcaraz nos chiva que a Carmena le queda un telediario. "En la hoja de ruta del nuevo PSOE falta por cumplir una cláusula: el divorcio con Podemos en Madrid". "Conversaciones discretas, citas confidenciales, comidas reservadas en los cenáculos de la capital de dirigentes del PSOE de Madrid preparan la nueva operación. Solo esperan a que el horizonte nacional se despeje para, en 2017, afrontar dos retos inaplazables: forzar un nuevo Congreso regional para remover a la débil líder madrileña, Sara Hernández, que ha dejado las expectativas socialistas en la capital a la altura del metro; y después desalojar a los podemitas y a su coartada Carmena de la Casa de la Villa". Bye, bye, Carmena. Bye, bye, Rita. Las echaremos de menos, con los buenos ratos que nos han dado.
La Razón da la nota discordante del día y otorga todo el protagonismo socialista a Susana Díaz en detrimento de Javier Fernández. "Preludio de investidura. "Susana Díaz se pone al frente de un partido que según los barones 'antes era un afterhours, y ahora, un spa'". En la foto saca a Rajoy saludando a Susana Díaz y esconde al presidente de la gestora tras un paraguas. Dice Marhuenda que todo fue muy normal. "Apenas se dio alguna actitud extemporánea, más reflejada en los noticiarios que en el ánimo ciudadano". Rajoy y Susana "se erigieron en el centro de la atención, mantuvieron una actitud distendida, conciliadora, que se extendió al resto de sus compañeros". Ni una palabra para Fernández. ¿Qué tiene Marhuenda contra el presidente de la gestora? ¿Le estará cuidando el sillón a la andaluza? Huele fatal, Marhuenda nunca da puntada sin hilo.