El martes por la tarde, Josep Téllez, teniente de alcalde de Hacienda en el Ayuntamiento de Badalona, y Oriol Lladó, en calidad de alcalde accidental, convocaron a la prensa para hacer alarde de que acatarían el fallo de un juzgado de Barcelona instándoles a respetar la festividad del Doce de Octubre, Fiesta Nacional de España. Pocas horas después, a las ocho de la mañana de este miércoles, Téllez, de la CUP, rompía ante las cámaras el texto de la resolución judicial.
Entre medias, Francesc Homs, portavoz convergente en Madrid, reprochaba a los cuperos que a la hora de la verdad se resignaran al criterio de la justicia y era respondido en tono agrio por diversos dirigentes del partido separatista y antisistema. Quizá el "autogol" que censuraba Homs y la alusión #sensepor (sin miedo), una de las etiquetas habituales de la CUP, influyó en el cambio de criterio y provocó el gesto de Téllez.
Sea como fuere, la rotura en cuatro pedazos del fallo es la imagen de una rebelión que han seguido unos cuarenta ayuntamientos catalanes. Los servicios informativos de TV3 exponen en un mapa la localización de tales consistorios y los servicios que ofrecen este 12 de Octubre a los ciudadanos.
Josep Téllez no es un novato en materia de polémicas políticas. El año pasado exhibió en su cuenta de Twitter una imágen de Xavier García Albiol, exalcalde popular de Badalona, con un bigote hitleriano y un agujero en el centro de la frente. Se disculpó "si alguien se había sentido ofendido" y preguntado sobre si pensaba dimitir, tal como se le exigía, respondió que "ni de coña".
Hoy dedica su cuenta a recibir el apoyo de diversos representantes del separatismo, agradecer la solidaridad y vanagloriarse de su gesto. Ayer también tuvo que atender a los medios, entre ellos TV3, que le entrevistó para glosar las características de la iniciativa municipal para boicotear la Fiesta Nacional.
La CUP simboliza de esta manera la desobediencia que pretende implantar en toda Cataluña para hacer frente a las resoluciones judiciales sobre el proceso separatista, en una deriva en la que quiere involucrar de forma aún más directa al Gobierno de la Generalidad y a los cargos parlamentarios. De momento, ha conseguido la "desconexión" de Badalona y otros cuarenta municipios del calendario laboral español.