En la guardia pretoriana de Susana Díaz, si alguien ha favorecido orgánicamente el ascenso de la lideresa ha sido el actual secretario provincial del PSOE de Jaén, Francisco, Paco, Reyes, hombre de confianza de Gaspar Zarrías durante años. Si Máximo Díaz-Cano del Rey y otros aportan valores personales, Paco Reyes ha aportado a la lideresa andaluza poder indiscutido en el partido y acallamiento de los críticos. Es más, sin el apoyo del PSOE de Jaén que controla Reyes no hubiera sido posible la operación Susana. Es, por tanto, alguien que espera un premio por su inestimable ayuda, tal vez, dicen los adversarios, la secretaría general del PSOE andaluz cuando Susana vuele a Madrid.
Su papel ha sido decisivo en el último Comité Federal del PSOE en el que protagonizó el momento clave en el que logró quebrar la resistencia de Pedro Sánchez. Fue precisamente Reyes quien abanderó la rebelión interna y reunió 120 firmas para presentar una moción de censura a Pedro Sánchez. Naturalmente, cada vez más solo ante el peligro, el finalmente ex secretario general del PSOE tuvo que admitir que se votase a mano alzada sobre la convocatoria o no de un congreso exprés. Como subrayó ABC, fue esta votación y la decisión contraria a la posición de Sánchez lo que desatascó la situación y la que, finalmente, le llevó a la dimisión ante la certeza de haber perdido la mayoría en el Comité Federal.
Alineado durante mucho tiempo contra la facción griñanista del PSOE andaluz –a Griñán lo consideran los clásicos del PSOE "lo peor que le ha ocurrido al PSOE de Andalucía en su historia"–, era el que equilibraba los congresos y dejaba a las fuerzas en liza próximas al 50 por ciento sin dominio absoluto de nadie sobre nadie obligando a pactos más o menos estables. Pero eso cambió en un momento determinado y ahora todo el poder del PSOE de Jaén, segunda fuerza política del PSOE andaluz después del socialismo sevillano, está detrás de la operación Susana.
Para comprobar su valoración por parte de Susana Díaz, ya cuidadosa en su día con Micaela Navarro, otra crítica que apoyó a Alfredo Pérez Rubalcaba en las primarias contra Carmen Chacón, sépase que Paco Reyes fue uno de los selectos invitados al bautizo del hijo de la presidenta. Otros del círculo aparentemente próximo a la lideresa no lo fueron. Pero en una foto de aquella celebración hay tres personas de la guardia pretoriana: el propio Paco Reyes, Antonio Pulido, el "Ibex 35", como se le conoce por el Sur y del que hablaremos pronto, y la reina por un día Verónica Pérez, actual secretaria general del PSOE de Sevilla. Esto es, en el bautizo del rorro estuvieron los jefes de las dos federaciones provinciales claves para dominar el PSOE andaluz. A los bautizos los carga el poder.
No fue la primera deferencia de Susana Díaz con el presidente de la Diputación de Jaén, cargo que compagina con la secretaría general del PSOE de Jaén, con el apoyo de Izquierda Unida. El respeto de Susana se manifestó ya cuando en junio de 2013 fue el primer dirigente socialista andaluz al que fue a ver para lograr su apoyo para suceder a Griñán. Ni siquiera había dimitido Griñán aún, pero ella estaba al tanto de la decisión. El cambio de bando de la federación jiennense, siempre alineada con el socialismo de toda la vida de Manuel Chaves y Gaspar Zarrías, fue sonado. La verdad es que la situación judicial de sus referentes dejaba en posición incómoda a Paco Reyes y finalmente, optó por el susanismo.
No era cuestión baladí porque los socialistas de Jaén, acostumbrados a la influencia persistente de Zarrías en los gobiernos y en los cónclaves socialistas, hubieran quedado fuera de juego en Andalucía. Su deuda con Zarrías, que le dejó en herencia el poder del PSOE de Jaén, le llevó a cometer un pecado contra Griñán y Susana Díaz. Nada más elegido secretario general del PSOE de Jaén con casi el 99 por ciento de los votos, traicionó a Griñán nombrando a Gaspar Zarrías presidente del PSOE de Jaén. El pacto había sido que Zarrías sustituyera a Mar Moreno en la Ejecutiva Federal a cambio de que dejara todo cargo orgánico en el PSOE andaluz. Tanto molestó el mantenimiento de Zarrías en el poder socialista andaluz que Griñán lo expresó claramente en una entrevista radiofónica.
La primera gran operación jiennense, cuando todavía el PSOE de Jaén era del sector crítico al zapaterismo y al griñanismo, fue la trenzada contra la zapaterista Mar Moreno, consejera de la Junta en época de Manuel Chaves y Gaspar Zarrías, y la candidata preferida de José Luis Rodríguez Zapatero, y tal vez de José Antonio Griñán, para Andalucía. Reyes espetó a Moreno, que fue pasante en el gabinete técnico del luego consejero Francisco Vallejo, hoy imputado en el caso ERE, que ella sola se había ganado la desconfianza de Manuel Chaves y de Gaspar Zarrías.
Luego vino el enfrentamiento directo entre Reyes y la alcaldesa socialista de Jaén, Carmen Peñalver, íntima amiga de Mar Moreno y una de las personas de confianza de José Antonio Griñán. El combate subió de tono con la participación de Micaela Navarro, igualmente crítica con los planteamientos de Griñán, que siempre desconfió de ella por su preferencia hacia Rubalcaba. Finalmente, Reyes defenestró a la alcaldesa de Jaén y se hizo con el poder en la capital.
Cuando tuvieron lugar las primarias que enfrentaron a Alfredo Pérez Rubalcaba y a Carmen Chacón, Griñán y Susana Díaz optaron por esta última mientras que el PSOE de Jaén defendió en bloque a Rubalcaba sumando fuerzas al PSOE de Cádiz y a José Antonio Viera en Sevilla, ya traicionado por Susana Díaz. Que Mar Moreno apoyara a Chacón fue argumento decisivo para Paco Reyes. Fue el PSOE de Jaén quien inclinó la balanza a favor de Rubalcaba y quedó muy decepcionado cuando el "enemigo" Griñán fue nombrado Presidente del PSOE, para que su derrota andaluza no le condujera a la dimisión.
Pero Reyes se enfrentó asimismo con el hoy portavoz de la gestora nacional, Mario Jiménez, un hombre fuerte de Susana Díaz y factótum del PSOE en Huelva. Reyes se cargó de la lista de candidatos al Parlamento andaluz a Rosa Isabel Ríos, directora general de desarrollo Territorial y esposa de Jiménez, mano derecha de Griñán junto con Susana Díaz. El pago de la afrenta fue la eliminación de Micaela Navarro como opción posible para dirigir el PSOE andaluz.
A pesar de todos los enfrentamientos del PSOE de Jaén con los apoyos de Susana Díaz, a partir de 2012 se fue escenificando el giro copernicano. Era tiempo de costuras, ahora tan de moda. Hasta entonces, el PSOE de Jaén era rubalcabiano hasta la médula. Aunque Pedro Sánchez cometió un error de calado al pactar con Ciudadanos la desaparición de las Diputaciones, algo que ponía en peligro el poder personal de Reyes, la operación venía de lejos. De hecho, Reyes propició una posición neutral en el proceso interno de primarias interno del PSOE andaluz e inmediatamente después, muchos dirigentes jiennenses próximos a Reyes participaban en una plataforma de apoyo a Susana Díaz. Alea jacta est.
Aunque José Antonio Griñán había eliminado a los "críticos" la dirección del PSOE de Jaén se resistía. Las heridas abiertas con su líder, Francisco Reyes, y con la exconsejera Micaela Navarro, eran profundas, pero en menos de un año Susana Díaz lograría suturarlas. De hecho, pidió a Reyes su apoyo en una comida celebrada en Sevilla cuando todavía era Consejera de Presidencia en el gobierno Griñán y se sabía ya la elegida. Susana Díaz temía una candidatura alternativa de Micaela Navarro y forjó un acuerdo en el que obtenía el apoyo de Jaén a cambio de impulsar la figura de Navarro. Zarrías dio su visto bueno. Cuando Susana Díaz arrasó en la recogida de avales para las primarias andaluzas que le dieron la secretaría general en septiembre de 2013, a su derecha aparecía ya Francisco Reyes, escenificando la reconciliación del PSOE de Jaén con la Operación Susana.
Maestro que apenas ha ejercido, alumno aventajado del "trilero" Zarrías (así se le ha llamado en el libro Tiburones y Delfines), se cree que obligó a su hermano Antonio a rectificar unos insultos vertidos contra los funcionarios y laborales andaluces que se oponían a la consagración de la administración paralela oficiada por José Antonio Griñán. Curiosamente, Antonio Reyes formaba parte de dicha administración oscura en, cómo no, la antigua Fundación Andaluza para el Fondo de Formación para al Empleo (FAFFE), el coladero nepotista del socialismo andaluz desde siempre.
Lo poco que se sabe de él le confirma como un político habilidoso al que la trama de los ERE en Jaén, con el actor estelar Juan Lanzas en la cartelera, apenas le ha rozado mientras que ha triturado a su mentor Zarrías, imputado en el caso a la espera de juicio en el que la Fiscalía le acusa de prevaricación administrativa. Dueño y señor de la Diputación de Jaén, que controla casi un centenar de municipios de carácter rural, granero de votos todavía del PSOE andaluz, espera su premio por el apoyo que ha prestado a la lideresa andaluza y tal vez, futura secretaria general del PSOE. Todo se andará.