"Blanco y en botella pero nadie se atreve a decir que es leche". Con esta frase resumía un dirigente del grupo socialista a LD la aplastante mayoría de intervenciones que se producían este martes en el grupo socialista en contra de nuevas elecciones pero sin mencionar la abstención. Una reunión en la que se han pedido más de 30 palabras, todas para pedir "evitar terceras elecciones sin pronunciar la palabra abstención". Reflexiones genéricas sobre "el riesgo de unas elecciones y los pronósticos de los sondeos", los últimos publicados y el nuevo "desastre electoral" para el PSOE.
Un encuentro en el que el PSOE ha respirado algo de aire fresco después del humo resultante de las llamas del Comité Federal. "Hemos visto otro partido", dicen las fuentes consultadas, con "muy buen tono, para sumar y restañar las heridas" de un Comité Federal del que "hemos salido muy tocados". La mayoría, "quiere optar por una solución de consenso" que no dañe aún más al PSOE. En esta línea, actuales miembros de la dirección como Antonio Hernando que ha dicho estar "para lo que me necesitéis".
Sin embargo, lo que subyace tras esta unidad ficticia en el seno de la reunión de grupo es la estrategia de la Ejecutiva saliente: no intervenir. Según las fuentes consultadas por este diario, la maniobra responde a un intento por aclarar posiciones: "conocen de sobra la nuestra. No vamos a repetirla. Que se quemen ellos pidiendo la abstención que ya intervendremos cuando toque".
El riesgo de escisión de momento se circunscribe a las tres personas que se han desmarcado de la mayoría criticando abiertamente permitir un Gobierno del PP: los pedristas Margarita Robles, "la más crítica", Rafael Simancas y Odón Elorza. Los tres, según las fuentes de este diario, en la línea de proyectar "un Rajoy encantado" que "no ha demostrado voluntad alguna de gobernar" porque, de ser así, "nos habría hecho algún gesto".
Fernández frena la escisión
Sólo ha pasado una semana desde la reunión del grupo parlamentario socialista que protagonizaron los críticos en contra de la dirección de Pedro Sánchez por lanzar el órdago de un Congreso Extraordinario. Siete días después, el partido está igualmente dividido pero los críticos de ahora son los oficialistas/pedristas de entonces, y en ellos fija su atención y su esfuerzo la actual gestora que dirige provisionalmente el partido.
Su presidente, Javier Fernández, ha acudido a este encuentro –que se desarrolla desde las 13:00 horas a puerta cerrada–, enarbolando la bandera de la paz interna, pero reconociendo que ésta lejos de instalarse en el PSOE. "Me preocupa la división en el partido", ha reconocido Fernández, "eso es lo que me preocupa y eso es lo que tengo que evitar que haya un antagonismo y una división".
Ésa es ahora mismo su tarea en una reunión del grupo convulsa y de la que ha dicho:"No creo, espero, y hablo de la responsabilidad de todos, también de la mía, que pueda producirse una escisión en el seno del grupo parlamentario".
Los nuevos críticos
Previamente, quienes ocupaban cargos relevantes en la Ejecutiva de Pedro Sánchez, como la exejecutiva, Adriana Lastra, ha denunciado que ha habido "demasiadas deslealtades" y ha abogado por "primero, escuchar lo que nos tenga que decir el presidente de la gestora". Pero ha aclarado que una posible decisión de abstención al PP sería "un insulto a la militancia".
En este sentido también se ha pronunciado Margarita Robles,que ha abogado por "ser coherente con las decisiones que uno toma. La decisión del Comité Federal, que yo sepa, no se ha modificado todavía. Yo no encuentro ninguna razón para cambiar esa decisión". Y "sólo podría hacerse si hay razones de peso. Si no las hay, ni se puede cambiar ni se debe cambiar".