Pillada in fraganti, con la mano en el sobaco primero y en la nariz después. Trató de ser un gesto discreto, una comprobación rápida del olor corporal. En el salón de plenos del parlamento catalán hace calor y la moda tribal de la CUP pasa por ponerse dos camisetas, una de manga larga y otra de manga corta, generalmente reivindicativa, por encima.
Los analistas de la web dolçacatalanya.com han conseguido la prueba, un fragmento de vídeo en el que la corajuda diputada antisistema, líder del grupo parlamentario y portavoz, comprueba los efluvios de su cuerpo, la naturaleza y el humor de las axilas, tal vez en el temor de que su desodorante haya perdido sus efectos. O porque no use desodorante, lo que estaría más acorde con la protección de la capa de ozono y con el estilo natural (copas menstruales) que preconizan en la CUP. Sucedió durante la moción de confianza del presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, entre el miércoles y el jueves. Al término de las votaciones, el presidente regional, ufano por haber salvado la bola de set, tendió la mano a todos y cada uno de los líderes parlamentarios. Las portadas de los periódicos soberanistas recogían el momento de la "encajada" entre Gabriel y Puigdemont.