La guerra abierta entre críticos y oficialistas ha alcanzado un punto de no retorno. Tanto en las palabras como en los hechos se ha mostrado con total virulencia este miércoles en la sede socialista cuyas puertas se han cerrado para el hombre fuerte de Susana Díaz en Madrid, Antonio Pradas, tras un enfrentamiento con el número dos del PSOE, César Luena, tras presentar su dimisión y la de otros dieciséis miembros de la Ejecutiva Federal.
"Tengo que comparecer a las puertas de la sede del PSOE –partido al que pertenezco desde el año 78– y al que hoy me han impedido el acceso al despacho, incluso para poder recoger mis objetos familiares, el retrato de mi hijo y poder llevármelo a casa", dijo con máximo dramatismo el ya ex secretario de Política Federal del PSOE. "Estoy hablando desde la calle porque no me han dejado entrar en Ferraz. Y lo hago aquí con serenidad, primero para mandarle a los militantes un mensaje de tranquilidad, de que la mayoría de nosotros somos gente sensata y que sabemos muy bien que tenemos en nuestras manos el futuro de nuestro partido".
Pradas entró de lleno en la ofensiva contra la dirección al referirse a la comparecencia de César Luena en Ferraz minutos antes: "Hace un momento ha comparecido el compañero Luena y ha reconocido que ha habido veinte bajas en la Ejecutiva Federal", dijo para explicar que así "se cumple uno de los requisitos para que se disuelva la Ejecutiva Federal. Por eso le digo al compañero Luena: la persona que ha comparecido ya no es el secretario de Organización".
El adalid de los críticos en el seno de la dirección señaló que "lo que tienen que hacer ahora es cumplir la ley" y esto pasa por "que se reúna la Comisión de Garantías e interprete la situación. No nos hemos inventado nada, es el órgano que hemos elegido todos en un Congreso", esgrimió.