El líder del PSOE, Pedro Sánchez, quería poner "las cartas boca arriba" y la baronesa andaluza, Susana Díaz, a quien todos miran para dar un paso al frente en la sucesión del PSOE comienza a hacerlo sutilmente. La eterna 'postulante' en la batalla por el liderazgo, insinuaba este martes su intención de dar un paso al frente y se ponía a disposición de su partido: "estaré donde me pongan mis compañeros, a la cabeza o a la cola del PSOE".
Dice que "no voy a estar en ninguna maniobra" pero que "aceptaré lo que digan mis compañeros de partido". Y añadía: "nuestra obligación con España es ofrecerle un partido unido y cohesionado, no poner sobre la mesa cuestiones que nos dividan" como ha hecho el secretario general, Pedro Sánchez, a quien no mentó expresamente ni se pronunció sobre si debería dimitir o no si pierde la votación del sábado.
Lo que sí rechaza es hacerlo ahora en la convocatoria de un Congreso Federal para el que votará en contra en el Comité Federal: "no lo entiende nadie". Una convocatoria "express" del cónclave que, a su juicio, rompe con lo acordado en abril por el Comité Federal del PSOE: "claro que tenemos que tomar decisiones pero antes está España".
A juicio de la baronesa, "lo ocurrido ayer es muy grave" dijo en referencia a la decisión del líder del PSOE, y ha reprochado a su secretario general su acusación de que los críticos pretenden ser "subalternos del PP". "Ningún compañero es subalterno del PP y mucho menos los socialistas andaluces. No es buena solución culpar a quienes ganamos elecciones frente a las muchas elecciones perdidas".
Díaz saca pecho de los resultados del único PSOE, el andaluz, que gana elecciones en la 'era Sánchez' frente al PSOE nacional: "tenemos un problema y es estar perdiendo elecciones encadenadamente. Cuando todas las alternativas son malas, alguna responsabilidad debe tener la dirección del partido, no vale culpar a los que ganan".