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Ciudadanos pide a Sánchez que no "arrastre" al PSOE con Podemos y los independentistas

Villegas: "No todo vale para salvar la secretaría general y la carrera política de una persona". 

Albert Rivera, junto a José Manuel Villegas y Juan Carlos Girauta. | EFE

La relación de Albert Rivera con Pedro Sánchez ha sido, o es aún, un perfecto ejemplo de Guadiana: no hubo química cuando se conocieron en un encuentro secreto en 2015 y así se lo comentó Rivera a sus más próximos. Ambos chocaron con fuerza en los debates previos a las elecciones de diciembre de ese año, particularmente cuando en el que organizó El País Rivera le afeó los pactos del PSC con independentistas en muchos ayuntamientos catalanes y Sánchez osó responderle aludiendo a la alianza de Ciudadanos en 2009 con el ultraderechista Declan Ganley, la gran mancha negra de la carrera del líder centrista.

En el entorno de Rivera, además, había y hay personas con una opinión singularmente negativa del líder socialista, del que no dudan en hablar con desprecio intelectual en privado, algo que, sin duda, ha influido en la visión del presidente de Ciudadanos sobre su rival, como también la excelente opinión que sus colaboradores tienen de la enemiga íntima de Sánchez, que no es otra que Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía gracias al apoyo de Ciudadanos.

Pero pese a todo, y una vez que Mariano Rajoy declinó ante el Rey buscar una investidura, ambos líderes empezaron a cuajar una sintonía a principios de este 2016 que culminó con la firma de un acuerdo de Gobierno, frustrado en la investidura fallida de Sánchez, y que tenía por objeto, como confesó en privado un íntimo colaborador del líder naranja, "hacer vicepresidente a Rivera".

Villegas: "La única opción es que Rajoy gobierne en minoría"

Desde entonces hasta ahora no es ningún secreto que la relación se ha enfriado, sobre todo a raíz del pacto suscrito este verano por Ciudadanos con el PP. Pero en las últimas semanas los de Rivera han endurecido el tono extraordinariamente con quien hasta hace poco era un proyecto de socio parlamentario.

Todavía está pendiente la llamada de Sánchez a Rivera dentro de su "ronda de contactos" y esta vez, a diferencia de lo que ocurrió en primavera, Ciudadanos no se prestará a escenificar en una mesa a tres la unidad imposible entre PSOE, Podemos y la formación centrista.

Algo que dejaba muy claro el jueves en Santiago de Compostela el vicesecretario general naranja, José Manuel Villegas: "No nos vemos en esas negociaciones. Ciudadanos ya ha estado en la que tenía que estar, para un gobierno en minoría de Rajoy, que parece la menos mala de las soluciones y la única que hay encima de la mesa".

El número dos de Ciudadanos no dudaba en arremeter duramente contra la actuación reciente de Sánchez: "Es verdad que los 180 diputados del no, matemáticamente, pueden gestionar una alternativa, pero nos parece que es políticamente inviable y no tendría ningún sentido que el señor Sánchez arrastrara al PSOE a un pacto de gobierno con los 44 partidos que están integrados en Podemos, algunos como Izquierda Anticapitalista y otros de muy distintas ideologías y además, como ya ha dicho el señor Iglesias, habría que sumar a los independentistas. Sería una irresponsabilidad por parte del señor Sánchez arrastrar al PSOE a un pacto en esas condiciones. No todo vale para salvar la Secretaría General y la carrera política de una persona, los intereses de los españoles deberían estar por encima".

El propio Rivera enfatizaba el mismo mensaje en su perfil de Twitter.

¿Se abstendrá el PSOE?

Ciudadanos deja claro, por tanto, que su apuesta es un Gobierno de Rajoy, pese a que en el mismo debate de investidura de principios de septiembre el propio Rivera alentó la idea de que otro candidato "viable" tomase el relevo del presidente del PP. En privado, dirigentes del partido empiezan a mostrar su convencimiento de que finalmente el PSOE facilitará ese escenario con una abstención, aunque admiten también que depende de los resultados que obtengan los socialistas el domingo en Galicia y el País Vasco. O, más precisamente, "del tamaño de la leche que se den en las urnas".

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