Fuentes relacionadas con las pesquisas han señalado que del análisis de los posicionamientos telefónicos se desprende que pudo haber vuelto a la casa de Puebla del Caramiñal (La Coruña) en la que veraneaba o al menos estar muy cerca de ella y que su móvil permaneció activo hasta que quedó totalmente apagado, sobre las cuatro de la madrugada.
A la 1:21 de esa fatídica madrugada en la que su paradero acabó convirtiéndose en una incógnita que todavía perdura, la madre de Diana, que se llama como ella y la había dejado esa noche a las 22:30 horas en el céntrico parque Valle Inclán para que fuese a la romería del Carme dos Pincheiros, le preguntó por teléfono si quería que la recogiese.
Entonces la adolescente -su residencia habitual se halla en una lujosa urbanización de Pozuelo de Alarcón (Madrid)- le contestó que volvería a casa por su cuenta.
Más tarde, a las 2.43 horas, Diana envió un mensaje a un amigo explicándole que estaba "acojonada", porque alguien le había dicho, "Morena, ven aquí", y su móvil habría estado encendido una hora y cuarto más.
Por todo ello, los investigadores creen que Diana se subió a un coche la noche en que se le perdió la pista.
Esa noche, después del mensaje de "acojonada", alguien vio de nuevo a Diana en los jardines del parque Valle Inclán. Además, a las 7:30 horas hay otra mujer que asegura que se encontró con una chica que era Diana, pero en ese momento con un mono negro como vestimenta y no con el pantalón corto de color rosa con el que la muchacha en un inicio había salido de su vivienda.
Por esta razón, en las pesquisas se indaga si la todavía desaparecida pudo haber regresado a su casa y luego volver a irse, aunque sin portar el DNI ni más dinero que los 20 euros que le había dado su madre.