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Rivera rebaja su perfil regeneracionista para desbloquear España

Sus propuestas de máximos de hace un año son difíciles de aceptar por el PP. 

Sus propuestas de máximos de hace un año son difíciles de aceptar por el PP. 
Albert Rivera con Mariano Rajoy al fondo | EFE

A la edad de Albert Rivera, que este mes de noviembre cumple 37, la percepción del tiempo suele pasar más deprisa que en la infancia. Más aún cuando los acontecimientos se suceden de manera vertiginosa, como ha ocurrido en los dos últimos años, donde Ciudadanos ha pasado de ser un partido de ámbito catalán con nueve escaños en el Parlament a convertirse en la cuarta fuerza política de España y liderar la oposición al nacionalismo en Cataluña, algo impensable cuando hace justo diez años la formación irrumpía por sorpresa allí con tres diputados.

Al mismo tiempo, la madurez implica asumir renuncias, en lo vital y en lo profesional. Ciudadanos, con treinta y dos escaños que por sí solos no sirven de bisagra nacional para los grandes partidos, como se llegó a especular, comienza a dejarse por el camino parte de sus propuestas más ambiciosas y, precisamente por ello, más difíciles de implementar.

¿Qué queda del espíritu de Cádiz?

No hace ni un año, en noviembre de 2015, que Albert Rivera era recibido como una estrella en el Palacio de Congresos de Cádiz, donde entre vítores y con seiscientas personas en la calle, desgranaba una por una sus medidas para una profunda regeneración de España. Una a una iban apareciendo en una pantalla, en una presentación en Power Point, con la correspondiente explicación del líder centrista. Cuando llegó una de las más importantes, la de la supresión del Senado para convertirla en una cámara territorial donde los presidentes autonómicos tuvieran un voto ponderado, Rivera cometió un fallo escénico, raro en él. Apareció en la pantalla sin que la hubiese nombrado, pero enseguida enmendó sobre la marcha su error con una expresión que apareció aquel día en muchos titulares: "¡Tachán!". La platea casi se vino abajo ante la propuesta de eliminar lo que una gran parte de españoles considera un auténtico "cementerio de elefantes", aunque también provocaron gran entusiasmo (aderezado por las palmas propias del carácter local) las medidas de despolitización de la Justicia, de reforma electoral o de lo que Ciudadanos define desde entonces como el "pinchazo de la burbuja política".

Libertad Digital ya advirtió entonces que el camino señalado para cambiar España tenía muchas dificultades, incluso en aquel final de 2015 donde el idilio de Rivera con la demoscopia era tan intenso que hasta se llegó a hablar de una "encuesta fantasma" que colocaría al partido naranja como el más votado, a pocos meses de las elecciones generales. Finalmente un sondeo de Metroscopia vaticinó que Ciudadanos estaría en disposición de ser el partido más votado en la Comunidad Valenciana, cosa que finalmente no sucedería.

Los reparos del PP

Después de dos elecciones generales y de un pacto de Gobierno frustrado con el PSOE, Rivera afronta desde este lunes una negociación con el PP para un pacto de investidura, que los populares no tendrían reparo en convertir en un acuerdo de Gobierno. Pese a las seis condiciones que los de Mariano Rajoy se han comprometido a llevar a cabo, lo cierto es que parte del plan regenerador de los centristas es difícil que se llegue a plasmar en el acuerdo con el que el presidente del Gobierno en funciones pedirá la confianza del Congreso en su discurso del próximo día 30. Sin olvidar que dos de los puntos firmados, la supresión de los aforados o apartar a los investigados (antiguos imputados) de los cargos públicos, simbolizan un éxito indudable de Ciudadanos desde que comenzó su expansión nacional.

De las cuatro medidas vitoreadas en Cádiz, sólo la reforma electoral está en el documento firmado este viernes por los portavoces de ambos partidos, Rafael Hernando y Juan Carlos Girauta, donde se habla de mejorar la proporcionalidad e introducir listas desbloqueadas. Pero el propio Hernando tuvo buen cuidado de ponerle límites: "Si se nos plantea que haya territorios españoles que por tener una baja población no tengan representación en el parlamento yo le diré que no, yo no voy a permitir que Ceuta y Melilla por ejemplo, se queden sin diputado". Añadió, además, que precisamente en el Senado "ya hay listas abiertas".

Por lo que se refiere a las otras tres reformas de calado, sólo en el cambio de elección de los miembros del CGPJ, señalada por Girauta como una medida que "también es regeneración" parece que haya voluntad del PP de llegar a un acuerdo. "Me parece bien" dijo escuetamente Hernando.

La supresión del Senado o su sustitución por una conferencia permanente de presidentes autonómicos ya fue muy criticada en su día por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que llegó a acusar a Rivera de querer otorgar mayor peso decisorio a Cataluña, aunque en realidad el documento de Cádiz pondera la representatividad de ese voto de los presidentes autonómicos.

La "moqueta" que pisa Rivera

Donde Ciudadanos parece haber arrojado definitivamente la toalla es en la supresión de las Diputaciones Provinciales. Hasta hace poco era una de sus medidas estrella, y con el ahorro de 6.000 millones de euros estimado por el equipo económico de Luis Garicano se hacía viable, según constaba en el programa con el que el partido concurrió a las elecciones el pasado diciembre, una bajada del IRPF que luego se enmendó en el programa de junio, como consecuencia del agujero presupuestario imprevisto dejado por el Gobierno. La supresión de las diputaciones llegó a estar entre las medidas que Rivera le puso como irrenunciables a Pedro Sánchez, si bien éste olvidó mencionarla en su discurso de investidura, pese a tenerlo escrito en sus papeles.

El PP ha llegado a hacer casus belli de esta iniciativa. Siempre en entornos rurales, aquellos donde aún no ha logrado penetrar con fuerza Ciudadanos, ha sido el propio Mariano Rajoy, que no en vano inició su carrera política como presidente de la Diputación de Pontevedra, quien refiriéndose veladamente a Rivera ha dicho que "algunos pisan demasiada moqueta y no conocen la España real".

Ante todo ello, Ciudadanos va a enfatizar que lo prioritario ahora es acabar con el bloqueo institucional que sufre España. El portavoz Girauta aseguró el mismo viernes tras la firma del acuerdo que ya no es "tiempo de líneas rojas" sino, dijo, "de la cultura del pacto" apelando a momentos decisivos de la historia de España, singularmente la transición.

Rivera cumplía los 36 en Cádiz proponiendo un cambio radical de España a ritmo de palmas. Ahora, más cerca aún de los 40, tiene que acomodarse a la realidad de los hechos. La madurez.

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