Los temores van a más en el Partido Popular. El hermetismo de Mariano Rajoy es total, y son muy pocos los que pueden acceder a él y tienen más o menos claro qué hará si los números siguen sin dar cuando el próximo jueves, a las 5 de la tarde, despache con el monarca. Algunos de sus portavoces reconocen que se leen el argumentario de turno, lo reproducen ante los medios pero, en realidad, desconocen en qué momento están las negociaciones y cuáles son las posibilidades reales de éxito.
El PP pasó de la euforia de la noche electoral a la impresión de que, en esta ocasión, sus rivales acabarán cediendo ante la subida de Rajoy en votos y escaños. Pero los días han pasado, las posiciones se mantienen y la sensación de nervios y cierto pesimismo parece extenderse por las distintas estructuras de la formación. “Espero que, aunque sea en el último momento, acabe desatascándose la situación” pero “no tengo información”, reconoció un barón regional a finales de esta misma semana.
Descartada la gran coalición, el presidente en funciones ha implorado a sus interlocutores en Ciudadanos y el PSOE que le dejen gobernar aunque sea en minoría. Pactando lo sustancial, como el techo de gasto y las cuentas públicas, y sufriendo un calvario parlamentario a lo largo de la legislatura. Pero, para ello, a Rajoy solo le sale una ecuación posible. A saber, que Albert Rivera pase de la abstención al voto afirmativo y, de esta forma, Pedro Sánchez quede entre la espada y la pared y acabe cambiando de posición. “Si eso no ocurre, vamos directos a las terceras elecciones”, se lleva avisando oficialmente durante días.
Para conseguir sus planes, el presidente en funciones, sin agenda pública, volvió a la negociación soterrada. Ya lo avanzó Ana Pastor con Federico Jiménez Losantos, cuando deslizó que se están llevando a cabo contactos. “El diálogo se está manteniendo y todos tendríamos que flexibilizar las posturas por el bien de España”, afirmó la nueva presidenta del Congreso. Rajoy “está muy activo pero en la manera en la que él considera que puede obtener mejores frutos”, confirmó Soraya Sáenz de Santamaría al término del Consejo de Ministros.
Una comunicación que se está llevando a cabo principalmente con Rivera. “Estamos presionando a Ciudadanos y hay contactos discretos con ellos desde Moncloa”, según fuentes de la cúpula nacional. Si bien, a tenor de las declaraciones de Fernando Martínez-Maíllo, todo parece indicar que Rajoy tiene trabajo por delante. “Rivera obstruye, obstaculiza y paraliza (…) está jugando con fuego con su abstención”, afirmó, en declaraciones a La Sexta. En el mismo canal, el número tres del PP también limitó la aproximación con los socialistas a contactos de pasillo, al menos por ahora. “No existe ningún tipo de negociación con el PSOE porque ha expresado de manera reiterada el no a Rajoy”, fueron sus palabras.
En este contexto, Rajoy utilizó una nueva arma de presión: los funcionarios y los pensionistas. La estrategia estaba perfectamente calculada. Empezó Javier Maroto, entre otros portavoces del PP, y retomó la cuestión la vicepresidenta en su rueda de prensa habitual. Según explicó Santamaría, en caso de que no salgan adelante los Presupuestos a finales de septiembre, estarían en riesgo la revalorización de las pensiones y la subida de sueldo de los empleados públicos. Un argumento que, a renglón seguido, utilizó el entorno del presidente para insistir en que todo debería de quedar resuelto en los próximos días.
Si todo saliera de acuerdo a los planes de Rajoy, la investidura se celebraría la primera semana de agosto y, a renglón seguido, pondría en marcha su Gobierno, con ministros de Ciudadanos si Rivera lo desea. Pero, a estas alturas, muchos en el Congreso dudan de este calendario. Si nada se mueve, el presidente abrirá un “periodo de reflexión”, y en el PP contendrán una vez más la respiración.
Su equipo más próximo ha deslizado que el Rey podría darle más tiempo en caso de que no salgan los números, pero ¿qué hará en caso de que le emplace a ir a la investidura?. “Me cuesta creer que le diga por segunda vez que no al Rey”, apuntó un líder autonómico. Una opción que, eso sí, no se descarta en ningún caso en Génova y Moncloa. Sin ir más lejos, en esRadio, Pablo Casado puso en duda la investidura en caso de que Ciudadanos no pase de la abstención al sí. “No es un debate sobre el estado de la Nación” y “la gente no va a entender que se vaya a una segunda sesión de investidura”, fue uno de sus argumentos. El jueves, tras su encuentro con don Felipe, Rajoy comparecerá previsiblemente ante los medios de comunicación.